José Manuel Suárez-Mier

José Manuel Suárez-Mier

José Manuel Suárez-Mier

8 May, 2020

Negros pronósticos económicos

En 2004 me mudé a Washington y mi impresión sobre el mercado de bienes raíces fue que estaba sobrevaluado, opinión que se fortificó cuando alguien me aconsejó “compra, pues aquí las casas nunca bajan de precio”. Renté y me salvé.

Mi pronóstico tardó más de dos años en validarse, pero cuando oí al gran colega Nouriel Roubini afirmar lo mismo en 2006, ante un escéptico auditorio en el Fondo Monetario Internacional (FMI), confirmé que, ahora sí, la caída era inminente.

Años después, Roubini escribió un texto ([2010] Crisis Economics: A Crash Course in the Future of Finance, escrito con Stephen Mihm, Penguin) en el que disputa que los mercados sean estables, sólidos, que se regulan a sí mismos y que las crisis financieras fueran eventos inusuales, imposibles de pronosticar y de secuelas efímeras.

Hoy, Roubini predice que el actual desplome económico se convertirá en una contracción peor que la Gran Depresión de 1929, por las siguientes razones:

Muchos países tienen ya altos niveles de deuda respecto al PIB, y los déficit de más de 10% del PIB, implícitos en sus planes de rescate, son insostenibles, mientras la deuda privada crece también, lo que llevará a suspensiones de pagos y quiebras. Estos enormes pasivos harán la recuperación anémica.

La bomba demográfica, con muchos más viejos, conlleva un gasto enorme en salud que, agravado por ésta y otras pandemias futuras, será insostenible.

La honda recesión, con la economía parada y trabajadores sin empleo, mientras caen los precios de materias primas, llevará a la deflación y a elevar el riesgo de insolvencia.

Una política monetaria ultraexpansiva, monetizando enormes déficit fiscales, más la desglobalización económica y creciente proteccionismo, harán, eventualmente, inevitable el retorno de la inflación con economía estancada.

Para evitar interrupciones en la cadena global de suministro, la industria dejará regiones de bajo costo, lo que acelerará la automatización, forzando los salarios a la baja.

Esto avivará las flamas del populismo, la xenofobia y el nacionalismo, conduciendo a la balcanización geopolítica, a la ruptura de cadenas globales de producción y a la adopción de políticas de autosuficiencia, que ya se aprecian en alimentos, fármacos y equipo médico.

La reacción contra la democracia reforzará estas tendencias, y la debilidad económica, creciente desempleo y mayor desigualdad alentarán el populismo.

El duelo entre Estados Unidos y China por el origen de la pandemia, y la denuncia de que EU conspira contra la “expansión amarilla”, llevarán a tensiones geopolíticas, al creciente desapego en comercio, inversión, tecnología y arreglos monetarios, que puede terminar en una nueva guerra fría, que incluiría a Rusia y a sus aliados.

Lo anterior anuncia la intensificación de la guerra cibernética clandestina, que ya ocurría, y quizá a enfrentamientos militares.

Mayor posibilidad de disturbios importantes del medio ambiente, incluyendo más pandemias, que muchos científicos creen inminentes.

¡Los cuatro jinetes del Apocalipsis, de Vicente Blasco Ibáñez, gran novela que urge releer en esta crisis, cabalgan de nuevo: sálvese quien pueda!

 

*Consultor en economía y finanzas en Washington DC y catedrático en universidades de México y Estados Unidos

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