José Manuel Suárez-Mier

José Manuel Suárez-Mier

José Manuel Suárez-Mier

29 May, 2020

¿Qué sigue a la crisis económica?

Hay consenso entre los economistas de que el mundo enfrenta una hecatombe económica enorme y de una profundidad sin precedente, aunque no hay acuerdo en cuanto a su duración o si el colapso-recuperación tendrá forma de V, U o L.

Hay pronósticos pesimistas que predicen una UL, es decir, una caída rápida, seguida de parálisis y una recuperación blandengue al salir de la pandemia que se convertirá en un nuevo colapso debido a los elevados niveles de deuda que la economía global arrastra.

Ya estamos en plena recesión y se estima que este año el PIB de EU caiga seis por ciento. La cifra comparable es de 8% para Alemania; Francia, 10%; España y Grecia, 15%, e Italia, 18 por ciento. Conforme las economías avanzadas se derrumban al unísono, sus déficit fiscales se disparan junto con su deuda.

La consultora Capital Economics reporta que la deuda pública neta respecto al PIB será para Alemania de 73%; Francia, 120%; Italia, 180%, y Grecia, 222%, mientras que Estados Unidos llega al 100%, con un déficit superior al 10% este año, sin incluir más gasto propuesto en el Congreso.

El problema no termina con la deuda pública, pues hay que sumar la formidable deuda privada acumulada, que aumentará con las cifras enormes de desempleo, que en la Unión Americana llegará a más del 20% de la fuerza de trabajo, lo que deprimirá el consumo y liquidará la fugaz recuperación.

La recaída será aún más grave que el colapso inicial, al poner al sistema financiero global en grave entredicho de iliquidez, a pesar de que los principales bancos centrales del mundo estén imprimiendo dinero sin límite, y es aquí donde la montaña de deuda pública y privada empujará la economía global al abismo.

Mientras tanto, el envejecimiento de la población en los países industrializados minará aún más el potencial de crecimiento, al tiempo que impone mayores cargas fiscales sobre los gobiernos, ya de por sí lastrados con peligrosos niveles de endeudamiento, y el peligro de una deflación generalizada será reemplazado por el de una inflación acelerada a mediados de la década (Eric Levitz, New York’s Intelligencer, entrevista con Nouriel Roubini en mayo 22, 2020).

A diferencia de crisis previas, en esta ocasión las economías emergentes no serán el motor de crecimiento que amortigüe el colapso de las desarrolladas, pues la mayoría enfrentan una severa recesión, que en el caso de México alcanzará este año -12% y sin mejoría alguna en el horizonte.

Si bien se espera que China mantenga un crecimiento cercano a 6% anual en el futuro próximo, ello supone que no se agravará el proceso de desglobalización que se está dando por las políticas proteccionistas de EU y el creciente choque entre esas potencias, que puede conducir a crisis de oferta, como la que vivió el mundo en los 70 a resultas del embargo petrolero.

Y falta analizar qué pasará con monedas como el euro, que en la recesión anterior estuvo a punto de sucumbir ante la pérdida de confianza de los inversionistas en los países mediterráneos, sobre todo Grecia, que hoy están en una situación mucho peor que entonces.

Como se puede apreciar, hay quienes piensan que el futuro es aterrador, ¡ojalá que se equivoquen!

 

*Consultor en economía y finanzas en Washington DC  y catedrático en universidades de México y Estados Unidos

 

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