José Yuste

Activo empresarial

José Yuste

27 Feb, 2024

Ramírez de la O, ¿repetiría para transición y Yorio para Pemex?

Gane quien gane la Presidencia, sea Claudia Sheinbaum o Xóchitl Gálvez, tendrá finanzas públicas ajustadas. Las presiones fiscales son cada vez mayores.

Por el lado de los programas sociales son cada vez más costosos, en particular el de adultos mayores, que este año 2024 llegará a más de 460 mil millones de pesos y seguirá creciendo. Pero no es la única presión en finanzas públicas.

También está Pemex, la petrolera del Estado mexicano, que a pesar de haber disminuido su influencia dentro de la economía, su deuda corporativa es un problema de deuda soberana. Hablamos de 107 mil millones de dólares de deuda de Pemex.

Y, desde luego, está el mismo déficit público, que para este año terminará en 5.4% del PIB. Es elevado y deja una herencia financiera ajustada a la próxima administración.

SIN REFORMA FISCAL, ENTRARÍA LA MAGIA HACENDARIA

En el equipo de Claudia Sheinbaum ven el tema con lupa. Hay personas que conocen bien de finanzas públicas, como Gerardo Esquivel, el exsubgobernador del Banco de México.

Pero, sobre todo, es la misma Sheinbaum la que sabe de las presiones financieras.

Y podrían tomar una decisión, claro, si es que él quiere: repetir a Rogelio Ramírez de la O.

El mismo secretario de Hacienda ha comentado que le gustaría terminar bien su mandato y hasta ahí.

Pero… si hay problemas financieros y él puede solucionarlos, es una opción viable. Ramírez de la O es un economista cuidadoso, quien ha buscado mantener el barco financiero a flote, a pesar del último año sexenal, que ha tenido muchos costos.

Sabe y conoce de los cajones hacendarios. Sabe y conoce de los límites y posibilidades.

Sheinbaum ha insistido en que no haría una reforma fiscal, siguiendo la línea tributaria actual de cobrar a los grandes contribuyentes.

Por ahí vendría la inventiva hacendaria, donde sí tendrían que elevar algunos cobros. Por ejemplo, el predial podría subir, hacerlo federal. En fin, hay salidas en ingresos. Aunque son limitadas y no son fáciles sin una reforma fiscal integral.

En esta limitante fiscal que tendría la próxima presidenta, sea Sheinbaum o Xóchitl, hay un problema adicional: por primera vez el gobierno comenzaría desde octubre, con una transición fiscal difícil y con la economía en plena desaceleración.

De ahí que se vea en Ramírez de la O una salida, quizá coyuntural, pero importante para el traspaso sexenal.

PEMEX, UN PROBLEMA FINANCIERO

De ahí se pasa a otro posible cambio. El de Gabriel Yorio, subsecretario de Hacienda, quien ha sido un funcionario clave de la actual administración. Yorio ha estado en todo, en colocaciones del gobierno mexicano, en regulación financiera, en presupuesto… y en Petróleos Mexicanos.

A Sheinbaum y su equipo les queda claro el problemón que representa Pemex. Y hoy en día el su problema es más financiero que productivo. Ya no se trata de si la petrolera puede producir más de 2.8 millones de barriles diarios, sino de saber cómo va a pagar su deuda financiera, de la friolera de 107 mil millones de dólares, que todavía es peor si se le suma su pasivo de pensiones, otros 100 mil millones de dólares.

Pemex es un polvorín financiero.

Ahí se han barajado distintas propuestas.

Que si la deuda de Pemex se convierte en deuda pública. Sería sumarle a la deuda soberana unos 5-6 puntos del PIB.

Otra alternativa es redireccionar a Pemex, con proveedores, y evitar que siga creciendo su deuda.

YORIO, ALFIL EN LA SUCESIÓN

Vaya, Pemex ya no es el gigante de antaño frente al tamaño de la economía mexicana, pero se ha convertido en un barril sin fondo. Y no se ve con malos ojos a Gabriel Yorio para ser director de Pemex, al fin y al cabo, él sabría reacomodar el barco financiero.

Claro, no es lo que Yorio pretende. El actual subsecretario de Hacienda sabe que tiene tamaños para ser secretario de Hacienda. Pero, como sucede en estas oportunidades públicas, no es lo que el funcionario quiera, sino lo que el equipo ganador considere mejor.

Falta saber si la 4T se va a mantener por otro sexenio, pero de que las aguas hacendarias se están moviendo, no hay dudas.

 

 

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