Migrantes de México, los más afectados por leyes antilavado

Las férreas regulaciones de Estados Unidos hacia los bancos han hecho a más de uno abandonar el negocio del envío de remesas, que se encarecerá cada vez más, mientras menos instituciones ofrezcan esa posibilidad a millones de migrantes de varios países
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En Arizona, California y Texas, las filiales de Citigroup han cerrado oficinas donde los migrantes podían enviar dinero a sus familias en México. Western Union ha ganado con ello, aunque los precios tenderán a subir.  Foto:  AFP
En Arizona, California y Texas, las filiales de Citigroup han cerrado oficinas donde los migrantes podían enviar dinero a sus familias en México. Western Union ha ganado con ello, aunque los precios tenderán a subir. Foto: AFP

CIUDAD DE MÉXICO.- A  medida que los reguladores gubernamentales imponen regulaciones más estrictas para frenar el financiamiento a terroristas y traficantes de drogas, muchos
grandes bancos están abandonando la operación de transferir dinero de Estados Unidos a otros países, medidas que se espera reviertan años de declinaciones en el costo de las remesas que los inmigrantes envían a sus familias en sus países de origen.

Aunque México se perfila como el país más afectado –casi la mitad de los 51,100 millones de dólares en remesas enviadas desde Estados Unidos en 2012 terminó en ese país– la amplia retirada de los bancos en el último año está afectando a otros países en Latinoamérica y parte de África también. Los bancos están siendo responsabilizados no sólo de los clientes que directamente usan sus servicios de transferencia de dinero sino también de su papel en el cobro de las remesas de las compañías que transmiten dinero y lo envían al extranjero.

“Esto está transformando la industria y podría incrementar los costos de las transferencias de dinero internacionales”, dijo Manuel Orozco, miembro del Diálogo Interamericano, un grupo de investigación en Washington.

Las primeras víctimas de la banca

En quizá el atrincheramiento más profundo por parte de un banco, la unidad Banamex USA de Citigroup ha cerrado ahora muchas de sus sucursales en Texas, California y Arizona que atendían a mexicanos que viven en Estados Unidos y suspendido la mayoría de las remesas hacia México mientras enfrenta una investigación federal relacionada con controles de lavado de dinero.

Los reguladores dicen que el sistema bancario estaba siendo aprovechado por terroristas y capos del narcotráfico que buscaban lavar dinero. Aunque no han prohibido a los bancos involucrarse en operaciones de más alto riesgo, como las transferencias de dinero a ciertos países, reconocen que los bancos ahora deben invertir significativamente más en supervisar el dinero que se mueve por sus sistemas o enfrentar multas importantes.

Pero los esfuerzos del gobierno para erradicar la actividad ilícita han colocado efectivamente a los bancos en un papel policial, dicen expertos de la industria. Y los resultados están socavando otro objetivo de política pública: ayudar a los inmigrantes, que son principalmente de bajos ingresos, a entrar en la banca dominante.

Alto, el costo de la fiscalización

Incluso con las actuales comisiones de remesas relativamente bajas, los costos pueden seguir creciendo. Algunos inmigrantes latinoamericanos dicen que envían regularmente tres remesas a la semana para pagar útiles escolares de último minuto o la renta.

El péndulo ha oscilado tan lejos, dicen participantes en la industria, que los reguladores están haciendo a un lado algunas actividades consideradas benéficas para la economía más ampliamente.

Un informe del Banco Mundial sobre remesas concluyó que los costos han declinando constantemente en los últimos cinco años. Pero expertos de la industria esperan que la tendencia se revierta.

Un vocero de Western Union, uno de los mayores emisores de remesas, dijo que la compañía está captando las operaciones abandonadas por los bancos.

Aunque los inmigrantes dicen que no han notado amplios aumentos de precios en compañías como Wenster Union, expertos de la industria dicen que los costos más altos son inevitables con menos bancos actuando como intermediarios para los transmisores de dinero.

Muchos bancos habían considerado a las remesas un negocio lucrativo porque generaban comisiones constantes y requerían poco capital. En ciertos casos, las remesas pudieran satisfacer los requisitos de la Ley de Reinversión Comunitaria de atender a un cierto porcentaje de clientes de bajos ingresos. Pero las presiones regulatorias y los mayores costos de cumplimiento han empezado a superar las utilidades potenciales.

Algunos bancos siguen haciendo ciertas transferencias electrónicas a México, pero los costos de esos servicios pueden ser cinco veces más altos que una remesa típica, volviéndolo prohibitivo para muchos inmigrantes.

Inversión en seguridad

Aun cuando los bancos invirtieran en nuevo software que analizara las transacciones preocupantes, aún tendrían que investigar manualmente muchas actividades sospechosas y reportarlas a los reguladores. Los bancos temen que un solo error pudiera conducir a costosas multas como el acuerdo por 1,900 millones de dólares que el banco británico HSBC aceptó pagar por asuntos de lavado de dinero en 2012. HSBC ha dejado de pagar remesas en sus sucursales mexicanas.

Y el procedimiento más estricto puede refrenar, o incluso detener, pagos vitales.

En realidad, podría ser casi imposible monitorear totalmente el dinero que fluya a través de algunas partes del mundo. A los reguladores les preocupan, en particular, las remesas dirigidas a Somalia, un refugio para los grupos terroristas sin un sistema bancario formal. Los bancos en Estados Unidos han tenido que transferir dinero a bancos en Dubai. Mucho del dinero es luego trasladado a Somalia a través de una red de operadores.

Uno de los pocos bancos dispuestos a correr ese riesgo es Merchants Bank of California. Pero ante el escrutinio de los reguladores, el banco ha dicho a algunas compañías de transferencia de dinero en ciudades con grandes enclaves somalíes como Mineápolis que quizá ya no pueda ofrecerles servicios bancarios. Esto pudiera ser un gran golpe para Somalia, donde las remesas son una importante fuente de ingresos para un país que ha sufrido de una reciente hambruna, según la organización de combate a la pobreza Oxfam.

“Estamos buscando alternativas”, dijo Abdulaziz Sugule, presidente del Olympic Financial Group, una compañía de transferencia de dinero en Mineápolis al que Merchants Bank dejaría de atender, “pero va a ser difícil”.

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