La importancia de descongelar el comercio bilateral entre México y Rusia

Por Martín Rodríguez Sánchez*

La relación bilateral entre México y Rusia con más de 120 años de antigüedad, no corresponde al volumen de intercambio comercial y flujo de inversiones que deberían tenerse registrados. Pareciera que sus relaciones comerciales han permanecido congeladas, a temperaturas tan bajas como las que dominan la mayor parte de los 17.1 millones de kilómetros cuadrados que componen la superficie rusa.

En el marco del cambio que se experimenta actualmente en México, en materia de comercio exterior, principalmente, el Consejo Internacional de Empresarios (Coine) llevó a cabo análisis de las cifras correspondientes a las balanzas comerciales históricas entre ambos países, detectando que existen oportunidades de negocio e inversión en diversos sectores.

Para entender la relación bilateral es imperativo remontarse a principios del siglo XX, para encontrar el primer acuerdo entre México y la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), que contempló como ejes al comercio y la navegación; no obstante, la Revolución Mexicana, en 1910, y la Revolución Rusa, en 1917, frenaron los avances.

Trasladándonos a la época contemporánea, encontramos que la balanza comercial entre México y Rusia alcanzó, en 2018, un histórico de 2 mil 170 millones de dólares; ante ello, para ambos países existen indicadores que exponen los beneficios de incrementar las relaciones comerciales.

Rusia es la décimo segunda economía a nivel mundial y miembro de las denominadas BRICS (las cinco economías emergentes más importantes del mundo: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), y yace como un amplio e imponente mercado para productos eléctricos, farmacéuticos, autopartes, vehículos y maquinaria de origen mexicano; además, se sitúa como un socio estratégico en la región asiática, que podría ayudar a recortar la codependencia que México tiene con los Estados Unidos.

En tanto, México representa para Rusia el principal punto de conexión en América Latina, cuyo enlace potencializa la política rusa de comercio exterior abierto; no obstante, que los rusos cuentan con una estricta legislación y políticas arancelarias.

Para el Coine, resulta fundamental fungir como puente de vinculación, promoción y concreción de negocios, ya que se guardan lazos estrechos con cámaras y organismos empresariales de aquel país; además, existe un punto de coincidencia representado en la Conferencia Internacional de Partidos Políticos Asiáticos (ICAPP), de la cual Rusia es miembro y el Coine es contraparte empresarial.

Otro aspecto a considerar es que México yace en un contexto internacional político-económico complejo, donde convergen el factor Trump, la guerra comercial EU-China, la firma del T-MEC, entre otros factores. En este punto, adquiere mayor dimensión el trabajo previo que realiza el Coine mediante una gira por territorio ruso, al incrementar los índices de concreción de negocios, internacionalización de empresas y atracción de inversiones.

Todo ello encontrará su punto máximo, cuando en los próximos meses, el presidente Andrés Manuel López Obrador visite a su homólogo Vladimir Putin en la exUnión Soviética. Para entonces, la asertividad de las labores previas de vinculación tendrán un efecto positivo en sectores clave, en específico por las líneas de acción implementadas por la red de especialistas internacionales del Coine, cuyo principal objetivo radica en ayudar a las empresas latinoamericanas a explorar al mercado ruso y expandir sus operaciones.

En conclusión, posterior al trabajo inicial del Coijne en el país euroasiático, corresponderá llevar a cabo un acercamiento con la embajada rusa y con su titular Viktor Koronelli, buscando potenciar la llegada de inversiones a México, que en 2018 alcanzaron los 31.6 mdd.

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