Rodrigo Pacheco

Suma de Negocios

Rodrigo Pacheco

26 May, 2021

Banxico debe decir no

Los mejores pilotos de avión son los que dicen que no, ya sea al dueño del jet que pilotean o al capitán del avión cuando no hace caso a los datos o falla en la interpretación del tablero de control. Cuando el piloto no sabe resistir la presión y dice que sí, cuando debería decir que no, las consecuencias son funestas. Basta con recordar el terrible accidente aéreo que acabó con la vida de la mitad del gobierno polaco, incluido su presidente, en 2010, cuando el piloto presionado y sin visibilidad estrelló el avión al intentar aterrizar.

La misma característica aplica a un banquero central. Cuando no sabe decir que no, las consecuencias pueden ser incluso más catastróficas que un accidente de avión. No importa que el presidente le pida al banquero central que bajen las tasas o que genere remanente cuando no lo hubo o que utilice las reservas para atender una emergencia nacional, el banquero central debe decir que no, simple y llanamente.

Afortunadamente, en el caso de México, el gobernador del banco central tiene el respaldo de su autonomía constitucional más las reglas que determinan los procesos y procedimientos del instituto central, lo cual le da un fuerte escudo. Es preferible que el “no” del capitán del banco central no sea muy ruidoso, pero sí firme; es mejor que no antagonice al Presidente o a los legisladores ocurrentes, pero que utilice con sutileza su interlocución con los entendidos de Hacienda, con la Reserva Federal, con los entendidos de ambas cámaras, con los actores financieros —como calificadoras, agentes del mercado y analistas— y los medios de comunicación.

Al igual que un piloto de avión, cuando hay turbulencia el banquero central debe tomar el altavoz y con tono ecuánime pedir que se abrochen el cinturón porque vendrán turbulencias o, en casos muy extremos, debe advertir que se preparen para un aterrizaje forzoso, generalmente no es tan dramático. La tarea básica es anclar las expectativas de los pasajeros en cuanto a la inflación para llegar en tiempo y forma al objetivo. Desde la crisis de 2008 los pilotos de los bancos centrales han tenido que ser creativos para lograr volar y aterrizar en condiciones complejas o, incluso, como aquel famoso piloto Sully Sullenberger, improvisar y acuatizar en el río Hudson cuando una pista tradicional se hace inviable.

En la crisis generada por la pandemia, Alejandro Díaz de León fue creativo y junto con el Banco de México lograron una serie de medidas para enfrentar la grave coyuntura ante la parálisis de Hacienda. Por ello no es sorprendente que lo reconocieran como banquero del año en el emblemático 2020.

No dudo que, con el asunto del remanente, si el presidente López Obrador le preguntó al secretario de Hacienda, Arturo Herrera, éste le habrá explicado en los términos más didácticos cómo funciona y por qué no hubo este año, aunque es evidente que o no lo entendió o lo ignoró en el afán de perseguir una narrativa política y de paso mandar un mensaje temprano de la no ratificación de Díaz de León para un segundo mandato.

Al revisar los nombramientos que ha hecho el Presidente para la Junta de Gobierno no me genera inquietud el que hará para sustituir al actual gobernador. Muchos colegas han señalado a Gerardo Esquivel, quien ha sabido decir que no a través de su cuenta de Twitter. Otro de los que ha sido señalado como candidato natural es Arturo Herrera, aunque si se lo preguntaran a él no sería una decisión fácil decidir entre la gubernatura del banco e intentar ir por la gubernatura de Hidalgo. Además, creo que en varios momentos al secretario Herrera le ha costado trabajo decirle que no al Presidente.

Creo que si bien el Presidente no entiende a cabalidad el funcionamiento del Banco de México, sí sabe que es fundamental para la estabilidad económica. Por ello, a inicios de semana aclaró el tema al afirmar que no hará viraje y omitió mencionar nuevamente el concepto de economía moral. Si el próximo capitán piloto no sabe decir que no, el mercado le dirá que no a la economía mexicana.

 

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