La estrategia de Buenrostro

• La Secretaría de Economía coordinará y presentará un plan para que México pueda alinearse al Chip Act de Biden, que contempla recursos por 280 mil millones de dólares.

El 7 de octubre de 2022 se anunció el nombramiento de Raquel Buenrostro como la nueva secretaria de Economía. Por el perfil que desarrolló como jefa del SAT, muchos interpretaron que ello implicaba un endurecimiento de la postura mexicana frente a las consultas de Estados Unidos y Canadá para abordar el tema energético en el marco del T-MEC, en mi caso lo interpreté diferente y al siguiente día escribí en mi columna de Excélsior que: “Raquel Buenrostro va a ir a negociar como lo ha hecho en muchas ocasiones, no obstante, a diferencia de la trinchera del SAT, en la de Economía no tendrá la sartén por el mango y con la inteligencia que la caracteriza no tardará en darse cuenta de que lo mejor es evitar llegar al panel de contro­versias… Una negociación exitosa para México pasa por neutralizar la visión energética de un nacionalismo trasnochado… Aunque el Presidente comparte dichas nociones… tiene que escuchar con crudeza cuáles son las consecuencias de dicha visión”.

En la semana que termina tuve la oportunidad de participar, junto con algunos colegas, en una charla con la secretaria de Economía y nos contó que ella y su equipo lograron establecer un diagnóstico de la naturaleza y méritos de los cuatro reclamos planteados por la Representación Comercial de Estados Unidos (USTR) en materia energética. Tres de los asuntos están camino a resolverse, el problema más agudo es el que se refiere a la Ley de la Industria Eléctrica Nacional y las dificultades de despacho que padecen las empresas eléctricas. En este tema la respuesta de Economía es que el marco legal vigente es el de la Ley de 2014; el planteamiento es correcto aunque no despeja del todo la incertidumbre, a pesar de que, dados los acontecimientos recientes en la Suprema Corte de Justicia, no parecería que el máximo tribunal pueda ser presionado para inclinarse hacia una postura proclive al Poder Ejecutivo. En la parte del despacho, Buenrostro y su equipo lograron identificar y transmitir al Presidente que se trata de un problema técnico de distribución y transmisión. El plan para subsanar lo anterior ante los reclamos de Estados Unidos y Canadá es presentar en las próximas semanas un programa de trabajo con entregables y, de ser aceptado, se estaría desactivando ese problema. Adicional a ello, la Secretaría de Economía coordinará y presentará un plan para que México pueda alinearse al Chip Act de Biden, que contempla recursos por 280 mil millones de dólares, con el objetivo de que Estados Unidos cuente con una plataforma de producción de microprocesadores, que evitaría la fragilidad que implica depender de Asia, particularmente de China.

El plan mexicano contempla activar 10 polígonos de desarrollo que conectarán el istmo de Tehuantepec desde Coatzacoalcos, Veracruz, hasta Salina Cruz en Oaxaca, lo que contempla incentivos fiscales y detonar inversiones de hasta  mil millones de dólares. El proyecto suena muy bien, aunque se requiere ensamblar de manera exacta muchas piezas de un rompecabezas complicado cuya ejecución tiene mucha fricción de por medio. Es riesgoso que ésta sea la principal apuesta para aprovechar la gran oportunidad que tiene México enfrente. Los dos próximos años asoman un camino complicado en la relación con Estados Unidos, con desencuentros como con el maíz, ahora la NOM 241 y los que surjan. Estoy seguro que, como país, los navegaremos con distintos grados de éxito gracias a la inteligencia que aporta la racionalidad, en conjunto con capacidad de cabildeo o ejecución, como se pudo atestiguar en el SAT.