Rodrigo Pacheco

Suma de Negocios

Rodrigo Pacheco

17 Abr, 2021

La paciencia del oso frente a México

El gobierno de Joe Biden parece entender bien la metáfora que hizo Jeffrey Davidow, embajador de Estados Unidos en México entre 1998 y 2002, al identificar a su país como un oso enorme y descuidado y a México como a un puercoespín susceptible y capaz de hacer daño con sus púas.

El oso Biden ha sabido leer que en este momento no es constructivo lanzar zarpazos al puercoespín, porque éste vive tiempos electorales y suele inflamarse rápidamente con la retórica. Además, el puercoespín ha demostrado ser increíblemente pragmático, como cuando acicaló al oso Trump llevándole miel y éste amenazó con darle un pisotón cada vez más fuerte de no cerrar sus fronteras a las caravanas centroamericanas y de facto lo convirtió en tercer país seguro.

El oso Biden ha sido paciente y no rugió cuando el puercoespín fue de los últimos en felicitarlo, tampoco ha lanzado zarpazos por leyes retroactivas que afectan a sus empresas de energía y a sus inversiones. El oso Biden incluso ha sido cordial con el puercoespín, porque sabe que en este momento debe definir cómo lidiará con el panda Xi Jinping, que es verdaderamente un reto formidable, debe también quitarse las pulgas del extremismo que le da comezón y al mismo tiempo debe desactivar al oso ruso, cuyo ego lo hace sentirse más grande de lo que realmente es.

De nada le sirve al oso Biden hacer todo ello con una púa de puercoespín en el trasero. Sin embargo, sería un error de cálculo confundir la experiencia del oso con debilidad. De hecho, sin rugir, el oso Biden logró que el puercoespín restringiera su frontera sur a cambio de unas vacunas. También sería un error confundir cordialidad con simpatía; sin rugir, el oso va expresando su opinión ante el susceptible puercoespín.

Un buen ejemplo de ello lo ofreció el Departamento del Tesoro, el cual mostró su preocupación por las costumbres económicas del gobierno de Andrés Manuel López Obrador. El documento forma parte del análisis que hace por ley el Tesoro de Estados Unidos de sus socios comerciales, los cuales podrían incurrir en prácticas cambiarias que manipulen sus monedas para hacerlas más baratas que el dólar y, con ello, impulsar sus exportaciones y desinhibir las importaciones de la Unión Americana. En dicho análisis, el oso no fue muy sutil con el puercoespín, ya que señala que este llegó débil a la pandemia, con una leve recesión, a lo que se sumó una política fiscal austera que dejó a la economía expuesta, lo que tuvo como consecuencia un colapso de la demanda doméstica y una compresión de las importaciones provenientes de Estados Unidos. El oso destacó que el Banco de México es un factor que ayuda al puercoespín y reconoció que las intervenciones que hace en el mercado cambiario son transparentes y buscan mantener el poder adquisitivo del peso, no lo contrario. 

El análisis del Tesoro muestra que no por paciente el oso ha dejado de ver la realidad, lo que queda retratado en el párrafo de conclusión con respecto a México: “La baja inversión del sector privado amenaza con dificultar la recuperación y reducir el potencial de crecimiento de largo plazo.

Con un gran costo, México ha incrementado el dominio de mercado de las firmas estatales que pierden dinero, drenando recursos públicos para gasto esencial y marginalizando la inversión en energías renovables, que reducirían el costo de los usuarios y liberarían espacio fiscal para inversiones más productivas y de protección social. En la medida en que las exportaciones de energía de Estados Unidos a México declinen, como resultado de la política de México al buscar una mayor independencia en combustibles fósiles, el superávit de México con Estados Unidos se puede incrementar”.

Al puercoespín no le conviene colocar al oso en una posición en la que sólo le quede lanzar el zarpazo. Esperemos que el puercoespín haga gala de su pragmatismo.

 

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