Rodrigo Pérez-Alonso

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Rodrigo Pérez-Alonso

19 Ago, 2020

El desastre

…la gente cree que disminuye el número

de pruebas, y disminuye el número

de casos; quizá lo que no se ponen

a pensar es al revés: disminuye el número

de casos y por ello disminuye

el número de pruebas.

Subsecretario Hugo López-Gatell, hablando sobre casos de covid-19

 

Al día de ayer, nuestro país se acercaba más a tener el deshonor de más de 600 mil infectados y alrededor de 60 mil muertos por una pandemia que, a todas luces, pudo ser manejada de mejor manera por el gobierno. Como casi todo el gobierno, la estrategia para combatir la pandemia es una historia compuesta por la comunicación contradictoria y pifias del Presidente a través de la improvisación en las mañaneras. A eso hay que añadir la destrucción de la administración pública y el sector salud a través del austericidio, violaciones sistemáticas a las normas y el protagonismo y justificaciones de los errores del Presidente por parte del subsecretario López-Gatell. 

Todo ello ha sido una fórmula de ineptitud e improvisación que ha llevado a México a ser el tercer lugar a nivel mundial con más muertes por la pandemia y, a todas luces, con números reales mucho más elevados que los reportados. Pareciera que los funcionarios públicos, al igual que en otras políticas públicas, esperan que pase la mañanera diaria para saber cuál es la instrucción del día, no obstante que ésta sea contradictoria.

Debo confesar que fui de los pocos que creía, al principio de esta epidemia, que el subsecretario López-Gatell haría una buena gestión del enorme problema que ya estaba afectando gravemente a países como España e Italia. Con grados académicos de prestigiosas universidades como Johns Hopkins, al menos en papel, las capacidades y experiencia del subsecretario parecían hacer buena mancuerna para atender un fenómeno inesperado e inaudito. Era tener un especialista atendiendo un fenómeno muy especializado. Mientras no había muertes, le perdonábamos ser portada en revistas del corazón. Sin embargo, el tiempo le ha ido ganando al subsecretario y al gobierno.

Desde el inicio llamó la atención que se centrara en un solo personaje una estrategia tan compleja y con implicaciones políticas, cuando las leyes establecen mecanismos normativos para estos casos. El secretario Alcocer no aparecía por ningún lado y López-Gatell, más joven y con buen manejo del lenguaje, apareció como el salvador. De lo que no se dio cuenta es que sólo lo están usando. Se dejó enamorar por los flashes de las cámaras y su servilismo al Presidente lo cegó de la realidad: era mera ficha de un ajedrez; no ha caído en cuenta de que el Presidente lo está usando como pararrayos.

A eso hay que añadir el desastre en el gasto público en salud: de acuerdo con México Evalúa, durante el primer semestre de 2020 se gastó menos de lo programado en el Presupuesto. No obstante la pandemia, los programas de vigilancia epidemiológica —los que serían encargados de atenderla— han visto su presupuesto subejercido hasta junio del presente año en 38.8 por ciento.

*

Así, el desastre ha sido autoinfligido una vez más. Las causas: el desorden, la improvisación y la ineptitud. La primera víctima política seguramente será el subsecretario de los reflectores.

 

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