Rodrigo Pérez-Alonso

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Rodrigo Pérez-Alonso

16 Dic, 2020

¿Envidia o eficiencia?

Dicen los expertos en liderazgo que, a mayor crecimiento industrial o profesional, mayor el objetivo que se ponen las personas o empresas en la espalda. Más alcance, voz, influencia o maestría en una actividad industrial o profesional causa, frecuentemente, enemigos inesperados, envidias y prácticas subrepticias para “tumbar” a un competidor o profesionista más hábil o exitoso. Tal es la naturaleza humana.

Pues bien, las preguntas son: ¿qué pasa si esa industria o persona tiene una patente de corso sobre una actividad industrial o profesional?, ¿la protección del gobierno o un gremio a un monopolio sobre bienes y servicios es envidia o una ventaja competitiva ilegal? Sobre esas preguntas versan ahora las demandas que tanto el Departamento de Justicia como diversos Estados de la Unión Americana han presentado en los últimos meses al tratar de deshacer la hegemonía de las empresas de tecnología como Google, Facebook y Amazon en sus respectivos servicios.

Denominadas como Big Tech (los gigantes tecnológicos), estas empresas enfrentan ahora procesos complicados por violaciones al espíritu de la competencia económica que está empezando a imperar en Estados Unidos. La Ley Sherman, la base legal de la competencia económica en Estados Unidos, ha sido interpretada, desde los ochenta, bajo la óptica de eficiencias de mercado donde, si una empresa monopólica no lastima a los consumidores con precios más altos, entonces no hay razón para sancionarla. Sin embargo, a raíz del surgimiento de estos gigantes se empiezan a interpretar estas disposiciones bajo la óptica de la equidad del mercado y no como eficiencias del mismo.

Esta nueva escuela de pensamiento, entre ellos de Tim Wu, de Columbia —quien inventó el término de la neutralidad de las redes—, cree que estas empresas deben ser reguladas, debido al enorme poder político que adquieren e incluso sus efectos en los salarios de los trabajadores. El estándar de equidad del mercado significaría que cada fusión o adquisición de empresas tendrá que pasar por una serie de estudios para determinar si en el futuro esa acción puede traer efectos negativos a los salarios, al poder político y a la equidad para otros competidores. Bajo ese mismo estándar, la adquisición que hizo Facebook de WhatsApp e Instagram, por miles de millones de dólares, hace algunos años, no se hubiese cumplido.

En gran medida, el sistema legal casuístico de Estados Unidos es un arma de doble filo en este tema. La interpretación cambia como avanzan los tiempos o escuelas de pensamiento. Lo que es ley, en unos años cambia de acuerdo con las interpretaciones del Poder Judicial. Por ello será interesante ver cómo resuelven los tribunales federales este tema. De ellos depende si el éxito de estas empresas es medido por su eficiencia o por su poder político.

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RUDOS O TÉCNICOS

Hace algunos meses opiné sobre los rudos y los técnicos en el gabinete de AMLO (https://bit.ly/3mpftaW). Con la salida de Alfonso Romo y las propuestas legislativas, como las reformas a la Ley del Banco de México, parece que imperan los rudos. Seguramente veremos más radicalización y propuestas sin mucho fundamento técnico el próximo semestre ante las elecciones intermedias de 2021.

Te invito a leer mi blog en https://bit.ly/3r3lAVU.

 

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