Rodrigo Pérez-Alonso

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Rodrigo Pérez-Alonso

6 Nov, 2019

La dictadura de los bots

Esta semana Twitter se volvió el centro de atención por las declaraciones del presidente Andrés Manuel López Obrador sobre un “golpe de Estado” y un estudio de tendencias en una de sus mañaneras.

Las redes sociales han tenido un crecimiento exponencial desde que salieron al mercado hace más de dos lustros. Lo que inicialmente eran métodos de comunicación para estudiantes universitarios, se han convertido en herramientas para construir narrativas políticas. Así, Facebook y Twitter, dos de las más poderosas, han modificado la forma de moldear los discursos políticos.

Twitter, la red social cuya novedad fue simplificar en pocos caracteres ideas complejas, se volvió una excelente forma para que los tomadores de decisiones y líderes de opinión se conectaran directamente con una audiencia amplia. Con la llegada de Trump a la Presidencia de EU, Twitter se transformó en el método de comunicación por excelencia. Lo mismo se utiliza para atacar a rivales que para anunciar cambios en su gabinete, sin mayor filtro.

Sin embargo, con estos nuevos métodos de comunicación, también han surgido problemas por su uso indiscriminado y hasta su manipulación. Algunos problemas son de forma y otros de fondo. En cuanto a forma, es importante señalar que Twitter, como cualquier otra empresa, con fines de lucro y pública, tiene el incentivo de crecer y generar ingresos adicionales para sus accionistas.

El problema principal es que, por muchos años, el crecimiento de cuentas no fue orgánico sino artificial: sin mayor requisito que crear un perfil y una contraseña, se introdujeron millones de cuentas apócrifas a efecto de manipular la narrativa para fines comerciales o hasta políticos. De ahí los llamados bots, que corresponden a cuentas apócrifas manipuladas desde un sólo sitio y con la finalidad de crear tendencias.

A nivel mundial, se han creado 1,300 millones de cuentas, de las cuales únicamente 328 millones están activas. De ese número, se estima que hasta el 45% o más pueden llegar a ser falsas. Twitter ha tomado armas en el asunto y ha eliminado millones de perfiles falsos en los últimos meses. En ese sentido, los equipos de comunicación, tanto de Peña Nieto como de AMLO, aprovecharon de esta laxitud para insertar narrativas artificiales, generalmente retomadas por algunos medios.

El otro tema es el de fondo: detrás de las cuentas falsas de Twitter están servicios profesionales de manipulación de tendencias a través de las llamadas “granjas de bots”. Es así como nacieron temas virales como #prensavendida y otras que favorecieron a AMLO. Por otra parte, está el riesgo de que esas tendencias sean la base para la toma decisiones. En una reciente investigación de The New York Times (https://nyti.ms/2qq9GL4), se describe como Trump elabora decisiones con base en la información que obtiene de las cuentas que sigue —generalmente políticos republicanos— y de la cadena Fox News, ambas sirviendo de validación de sus opiniones.

Alexis de Tocqueville utilizó la expresión Tiranía de la Mayoría para designar lo que para él era la debilidad más peligrosa de la democracia. Parece que, en la era digital esas mayorías ahora se pueden construir artificialmente en miles de cuentas.

 

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