Las fallas populistas

Seguramente en el futuro, cuando se estudie la historia de México de inicios del siglo XXI, el periodo populista posverdad del gobierno de López Obrador será visto, en su contexto real, como el de peores resultados para la economía de México en décadas. Se estudiará como parte del movimiento populista que arrasó en varios países de gran importancia como EU, México y Brasil, causando graves daños a la gobernabilidad y avances democráticos.

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Siguiendo el libreto, López Obrador ha recurrido a las mentiras flagrantes, la construcción de narrativas alternas (incluso en temas tan visibles que se vuelven ridículos), la ceguera de sus funcionarios y la destrucción del andamiaje y contrapesos institucionales necesarios para cualquier democracia. En ese sentido, ha continuado los pasos de Trump en Estados Unidos, Maduro en Venezuela (aunque en un grado menor), Duterte en Filipinas, Bolsonaro en Brasil y hasta Johnson, del Reino Unido, al buscar la polarización de clases, proyectos o sectores y volver la narrativa del nosotros y ellos; nada en medio.

Con la enorme crisis que representa la pandemia del covid-19, varios de estos países han sufrido la ineptitud de sus gobiernos y el rechazo de sus líderes a la ciencia, buscando mejor la “verdad” del cacique, quien todo lo sabe y todo lo opina. Para botón de muestra, los tres países con peor número de muertes por esta pandemia son, justamente, Estados Unidos, Brasil y México, donde sus líderes optaron por desestimar la ciencia y favorecer la fuerza místico-narcisista de su líder máximo.

Sin embargo, para México esta crisis no sólo será de salud pública y liderazgo, sino también una agravante forzosa en la economía. Ayer, el subgobernador del Banco de México, Gerardo Esquivel, afín a la 4T y propuesto por el propio López Obrador, señaló que la recuperación económica tardaría, al menos, tres años. Me parece conservadora su previsión; lo más probable es que toda esta década sea perdida. Estos serán los efectos de las erráticas decisiones y errores de un gobierno centrado en una persona, cuyos funcionarios están más interesados en tomar venganza de los resentimientos del pasado y quedar bien con el jefe que en gobernar.

Dos serán los ejes decisorios de este gobierno que lo marcarán para los libros de la historia: la cancelación del Nuevo Aeropuerto y el pésimo manejo de la pandemia de covid-19. Los dos hacen manifiestos muchos de los síntomas de la enfermedad que ha aquejado a este gobierno: sospecha a la iniciativa privada, estatismo nacionalista, ineptitud burocrática, revanchismo y un modelo de decisiones unipersonales, sin contrapeso técnico alguno.

La cancelación del NAIM significó un mensaje central de autoritarismo sin contrapesos, donde se pudo revocar sin ninguna consecuencia una inversión multimillonaria que acabará costando más que su objetivo central (el supuesto ahorro). Esa decisión marcó un hito y abrió la puerta a la cancelación de la planta cervecera de Constellation Brands en Mexicali y otras arbitrariedades del Presidente.

La pandemia es la demostración de la ineptitud burocrática y las narrativas del poder místico presidencial sin sustento.

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Ahí los errores populistas. Ahí la historia siendo escrita.