Las nuevas realidades

En el documental El Cuarto Poder, de 2018, un grupo de cineastas siguió, durante 18 meses, a periodistas del renombrado periódico New York Times, en sus oficinas en Washington. El periodo de ese seguimiento comprende la campaña y los primeros meses del gobierno de Trump y estudia los retos del periodismo en épocas de este presidente poco convencional.

En una escena del documental, uno de los reporteros señala cómo, al ser transferido para cubrir la fuente de Washington, esperaba que el ritmo de trabajo disminuyera y pudiera tener un mejor balance con su vida personal. Sin embargo, con la llegada de Donald Trump al poder todo eso se fue por la borda. El ritmo de noticias escandalosas no paraba. Eso fue en 2016.

Pues bien, ahora estamos a unos meses de la elección del próximo presidente de los Estados Unidos (o la posible reelección de Trump) y parece que el ritmo de escándalos no se ha detenido desde entonces. La diferencia es que el comportamiento errático y racista del presidente, a casi cuatro años de esa primera elección, está teniendo ya efectos peligrosos en Estados Unidos.

Este año, para Estados Unidos y para Trump se juntaron varios fenómenos inesperados. Cargando un gran lastre de desigualdad, el resentimiento por el racismo sistémico y una policía que —en ocasiones— exagera en sus procedimientos, las minorías afrodescendientes en Estados Unidos explotaron ante la injusticia de la muerte de un miembro de esa comunidad a manos de la policía. A esto hay que añadir que a causa de la pandemia del covid-19 uno de cada cuatro trabajadores en dicho país perdió su trabajo. Además, la gran mayoría de la población sigue con restricciones de movilidad y encierro.

El problema central es que, contrario a lo que debiera hacer un líder, Trump no ha dejado de tirar gasolina al fuego de división y resentimiento que ha estado encendido durante mucho tiempo. El encierro no ayudó y, en una acción que sorprendió por su rapidez, la muerte de George Floyd —quien a todas luces no era una blanca paloma— detonó protestas a lo largo y ancho del país por las injusticias acumuladas.

No sorprende la falta de sensibilidad y maniqueísmo de Trump. El lunes de esta semana, en una acción que pinta completa a su personalidad, Trump ordenó a las fuerzas del orden desalojar unas cuadras alrededor de la Casa Blanca, pues estaba molesto por los reportes que señalaban que se encontraba escondido en el sótano de esa sede del gobierno. El desalojo sirvió para que el presidente pudiera caminar hacia una iglesia cercana y posara con una biblia, repitiendo el mensaje “ley y orden” que quiere usar en su campaña.

Ése es el problema de un narcisista inseguro.

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AMPAROS VS. SENER Y CENACE

El Cenace y la Sener emitieron ilegales acuerdos que, de hecho, obstaculizaron a las energías renovables. Todo ello para que la CFE pueda quemar mayor combustóleo. A partir de este año, por las nuevas restricciones de medio ambiente, no hay mercado en el extranjero para ese combustóleo, por lo que la CFE quiere utilizarlo para generar electricidad.

En estas semanas han estado cayendo varias suspensiones de amparo en contra de estas disposiciones. Entre ellas de Greenpeace, Cemda y otros. Tan importante es el tema que, seguramente, se atraerá eventualmente por la Suprema Corte.