Rodrigo Pérez-Alonso

Frecuencias

Rodrigo Pérez-Alonso

13 Nov, 2019

Mensajes contradictorios

Evo se fue. Evo llegó. Algunos celebraron; otros condenaron. Pareciera el cuento de niños que se transmite a los hijos a la hora de dormir. Sin embargo, es una más de las sagas que han hecho del gobierno de López Obrador un tejido complejo de contradicciones. Ahora tocó a las relaciones internacionales. Fue tal vez una primera oportunidad para cambiar el tema de la seguridad en una narrativa gubernamental descoordinada, que cambia como las hojas de los árboles en otoño.

México durante décadas ha sido un receptor de todo tipo de exiliados: económicos, refugiados de guerras y hasta políticos desbancados.
El que esto escribe es descendiente de exiliados de las guerras intestinas en América Central. Desde León Trotsky, pasando por los judíos, libaneses, españoles republicanos, africanos y hasta centroamericanos –que ahora el gobierno rechaza– México recibió en sus brazos a miles de inmigrantes que han enriquecido su cultura, economía y hasta sus sectores intelectuales.
Es entendible que estos inmigrantes, cuando se trata de exilio político, sigan la línea ideológica del gobierno en turno.

Es, por ello, una señal positiva que se le abra las puertas a perseguidos políticos, sean de la tendencia ideológica que sean, siempre que se tenga razón de ello en el ámbito de la reciprocidad de las relaciones internacionales.
Sin embargo, el asilo político que se le otorgó a Evo Morales, denostado expresidente de Bolivia, es sumamente contradictorio, dadas las líneas que ha mantenido AMLO, desde que fue candidato hasta ser Presidente. Me refiero a dos contradicciones: la democrática y la de “respeto a la autodeterminación”.

En la contradicción democrática, AMLO pugnó por la Presidencia y perdió en dos ocasiones antes de ganar en 2018.
Tanto en 2006 como en 2012 manifestó su inconformidad con las elecciones, alegando fraudes en favor de los candidatos del PAN y del PRI.
AMLO ha sido, según sus propias palabras, un demócrata que respeta las reglas del juego democrático. Sin embargo, con Evo Morales hace una excepción, como con los dictadores cubano y venezolano. Evo Morales se reeligió en 3 ocasiones y en la cuarta, con reglas a modo e irregularidades acreditadas por la OEA, causó un enorme conflicto en su país.
Eso, y no otras circunstancias, estiraron la liga hasta que se rompió.

La segunda contradicción es sobre la llamada “autodeterminación de los pueblos”.
AMLO ha pugnado por el principio de que cada nación tiene el gobierno que únicamente su propio pueblo promulga.
Ésta ha sido la línea discursiva que justificó el reconocimiento de Evo Morales –no obstante las irregularidades en el conteo de votos–. Sin embargo, en los hechos recientes con Evo, está la contradicción intrínseca.

Es claro que, siguiendo una línea ideológica, el Presidente y su gobierno están dispuestos a contradecir sus principios, principalmente la democracia y la limpieza de las elecciones. Es contradictorio que se proteja a Evo Morales cuando se acreditaron mañas electorales para perpetuarse en el poder, lo que eventualmente lo llevó a su dimisión.

¿Qué no es su dimisión un acto de autodeterminación de un gobierno?
¿Por qué habría entonces de intervenir México?

Síguenos en Twitter @DineroEnImagen y Facebook, o visita nuestro canal de YouTube