Ríos revueltos

Hasta hace algunos años, México era un oasis de estabilidad en una región en donde los golpes de Estado, las guerras civiles, la inseguridad, la inestabilidad y la polarización ideológica eran la norma.

Países como Chile, Argentina, Brasil, Nicaragua y Perú vivieron procesos revolucionarios y polarización política durante décadas, junto a la desigualdad económica y la falta de oportunidades. Ahora México se ha unido al club de países en donde algunos de estos males forman parte de la vida cotidiana.

¿Qué ha causado esta inestabilidad y polarización en la región? El principal origen es la enorme desigualdad económica en estos países. Esto se ha hecho manifiesto en las últimas semanas en países como Chile –con sus manifestaciones populares por los incrementos en el precio del transporte público–, Ecuador –por las medidas de austeridad recomendadas por el FMI para estabilizar sus indicadores macroeconómicos–, Argentina –con la amenaza del retorno a un gobierno fiscalmente irresponsable y populista–, Bolivia –con un presidente que comete irregularidades electorales para mantenerse en el poder– o, México, –con la irresponsabilidad de las soluciones mal planeadas, ejecutadas y basadas en cementos ideológicos del pasado.

Así, los países en América Latina –ahora incluyendo a México– vivieron en las últimas dos décadas movimientos de un extremo al otro del péndulo político, donde el electorado buscaba soluciones en personajes que a la larga causaron más problemas. Se ha transitado de “soluciones” como Hugo Chávez-Nicolás Maduro, en Venezuela, a López Obrador, en México, o Jair Bolsonaro, en Brasil –algunos con más bemoles que otros.  

El gran mal que explotan todos estos personajes o movimientos “populares” es la gran desigualdad socioeconómica.

Por ejemplo, en Chile, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el 10% más rico de la población gana 27 veces el sueldo de los más pobres y tiene uno de los sistemas educativos más caros del mundo. La mecha de un incremento en el precio del Metro desató en estos días la furia popular.

En Ecuador, la rebelión social comenzó luego de que el gobierno llegó a un acuerdo con el FMI para obtener créditos por más de cuatro mil 200 millones de dólares. A cambio, el presidente Moreno debía lograr un plan de austeridad que, entre otras medidas, incluyó la eliminación de los subsidios a los combustibles vigentes desde hace cuatro décadas.

En Argentina, el 27 de octubre se celebrarán las elecciones presidenciales en medio de una severa crisis económica. México, por su parte, se rinde ante el poderío del Cártel de Sinaloa.

¿Quiénes son los pescadores que ganan con estos ríos revueltos? Políticos indistintamente de izquierda o derecha, con afanes autoritarios o populistas que prometen soluciones fáciles a problemas complejos. Algunos de ellos ya están en el poder y no parece que su mera llegada solucione algo. Al contrario, el electorado acaba desencantado y sigue la búsqueda del siguiente personaje. Al final, América Latina, sin instituciones sólidas, lo sigue padeciendo. México, mientras tanto, no es el edén que pintó el Presidente a su llegada al poder y seguramente culpará a otros de promesas incumplidas.