Rodrigo Pérez-Alonso

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Rodrigo Pérez-Alonso

6 Feb, 2019

Sanciones Petro-bolivarianas

El régimen se colapsa. Años de negligencia, incapacidad y corrupción han causado un 50% de caída en el Producto Interno Bruto (PIB). Esos mismos años han degradado todos los aspectos de la vida de los ciudadanos. La promesa de mejoras sociales a través del petróleo fue incumplidas y, peor aún, usada como elemento discursivo para justificar la represión, hambre y corrupción.

Así, Venezuela vive una de las peores crisis contemporáneas en América Latina. La semana pasada, la administración del presidente Donald Trump impuso sanciones sobre el último reducto de ingresos para el gobierno de Nicolás Maduro: sus exportaciones de petróleo. No obstante, la retórica antiEU, este país es el principal importador de petróleo venezolano.

Sin embargo, EU ha cambiado radicalmente su dependencia de los energéticos del extranjero para volverse incluso exportador neto de petróleo y tener independencia energética. La tecnología que lo hizo posible es el llamado fracking.

Hasta la semana pasada, cuando entraron en vigor las sanciones contra PDVSA, la petrolera estatal venezolana, EU importaba 500 mil barriles de petróleo al día de Venezuela. Hace una década se importaba casi el doble de eso. Con el cierre de las importaciones de ese país, el segundo mayor importador para EU, se cerrará también la llave para crudo “pesado” a ser refinado por las refinerías en Texas.

De acuerdo con un reciente artículo de The Wall Street Journal (https://on.wsj.com/2TzF97h), muchas refinerías de Texas están equipadas para refinar combinaciones de petróleo pesado y ligero. El petróleo de Venezuela, al igual que el de México, es generalmente más pesado y requiere mayores procesos de refinación. Esto significa que, al menos en el corto plazo, las refinerías de Texas tendrán sobrecapacidad de refinación (incluso desestimando el argumento de López Obrador de construir una nueva refinería en México).

Sin embargo, China y Rusia siguen apoyando al régimen de Maduro. Eso significa que, en el mediano plazo, si es que no sale del poder, estos países podrían subsanar las exportaciones perdidas a EU. No obstante, la deuda que carga Venezuela con estos países es sofocante: únicamente a China se le deben más de 63 mil millones de dólares en créditos, mientras que Rusia proporciona apoyo militar y logístico, así como créditos y es dueña de la mitad de CITGO, la empresa venezolana basada en EUA.

Así, no obstante el apoyo, la soga se ha ido apretando poco a poco sobre el régimen de Maduro no sólo de parte de EU, sino también de sus aliados. Ahora parece que está tan apretada que en cualquier momento sofoca la vida de ese gobierno. Sin embargo, con el apoyo de los servicios de inteligencia cubanos y el respaldo de la clase militar de alto rango, ha logrado soltar la soga para apenas respirar unas bocanadas. Múltiples gobiernos extranjeros de América Latina, Europa y otros han desconocido ya el gobierno de Maduro.

Seguramente faltará poco para que el régimen caiga. Sin embargo, Venezuela sobrevivirá como un enfermo terminal por muchos años. Sus deudas y el nivel de degradación social tardarán décadas en ser aliviadas.

 

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