Rodrigo Pérez-Alonso

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Rodrigo Pérez-Alonso

22 Ene, 2020

Tratado en una historia

Con altibajos, tropiezos, aciertos, caprichos y amenazas a lo largo de su negociación, el nuevo tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC o USMCA por sus siglas en inglés) por fin parece que va a llegar a su firma final la próxima semana. El T-MEC es la versión 2.0 del Tratado de Libre Comercio firmado en 1994 por Canadá, México y Estados Unidos. Sin embargo, la amenaza latente de Trump de abrogarlo e imponer aranceles movilizó al gobierno del entonces presidente Peña Nieto.

En noviembre de 2018, después de arduas negociaciones con el gobierno de Trump, el entonces secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, entregó buenas cuentas y se logró la firma del producto final del T-MEC, sujeto a la ratificación por los respectivos Poderes Legislativos de los tres países. Sin embargo, la historia no se acababa ahí.

Los cambios adicionales, exigidos a principios de 2019 por Robert Lighthizer, el representante de comercio exterior del gobierno de Trump, complicaron las expectativas de llegar a un acuerdo final. Cuando se pensaba que el capítulo de negociación se había cerrado, tanto el gobierno de Trump como los demócratas en el Congreso pidieron cambios y garantías en materia laboral, automóviles y otras. En una estrategia pragmática, pero criticada, Jesús Seade y el presidente López Obrador cedieron a las demandas de Estados Unidos y, en junio de 2019, México se convirtió en el primer país en ratificar el acuerdo.

La semana pasada, en EU, en una sesión histórica del Senado, dedicada a la ratificación del T-MEC y al inicio del procedimiento de posible destitución de Donald Trump, se aprobó finalmente en Estados Unidos el tratado. Sin embargo, sorprendió el voto en contra del candidato presidencial y senador Bernie Sanders, así como el del jefe de la bancada demócrata, Chuck Schumer, al alegar que las protecciones al medio ambiente eran insuficientes.

No obstante esos votos en contra, ahora todo lo que falta del lado estadunidense es la firma del presidente Trump, la cual está casi garantizada.

En todo este proceso, lo único faltante ahora es la ratificación por parte del Parlamento de Canadá, el cual, seguramente, aprobará el tratado. En declaraciones a medios esta semana, Trudeau dijo que Canadá avanzaría de inmediato al ratificar el pacto comercial trilateral y que era una prioridad para aprobarse seguramente el martes de la próxima semana.

¿Qué significa todo ello para las tres economías? En la región viven cerca de 450 millones de personas y se mueven más de un billón de dólares al año en bienes y servicios. Se trata de la región del mundo con mayor integración comercial y codependencia, que genera bienestar para las tres partes.

Por eso, el proceso largo y tendido de negociación y, ahora ratificación, valió la pena.

DAVOS Y MÉXICO

Muy discreta participación tiene este año México en el Foro Económico Mundial en Davos, Suiza. El gobierno mexicano está representado por la Secretaria de Economía y funcionarios subalternos, sin una agenda clara o protagonismo para poder “jalar” interés en nuestro país y su economía.

No son viajes de turismo, pues a través de esto se transmite por el mundo la visión del país y su gobierno en un foro internacional de altura.

 

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