La industria automotriz enfrenta una grave incertidumbre

Todos se encuentran ante la expectativa de nuevos indicadores que permitan visualizar el futuro del sector automotriz.
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Maquinas de la industria automotriz con carrocerías.
Todos se encuentran ante la expectativa de nuevos indicadores que permitan visualizar el futuro del sector automotriz. Foto: iStock

Todos se encuentran ante la expectativa de nuevos indicadores que permitan visualizar el futuro de este sector. Hay ciertos indicios que son positivos. La producción y exportación mexicanas de vehículos ligeros mostraron señales de recuperación en junio y la cadena de suministro automotriz parece recuperarse de manera moderada. La producción de vehículos de junio de 2022 suma dos meses consecutivos con incrementos anuales, mientras que la exportación acumulada consigue igualar los niveles del año anterior. A nivel interno, las ventas de mayo y junio fueron 5.2 y 1.9%, respectivamente, mayores a lo registrado un año antes. 

No obstante, la recuperación de esta industria no ha terminado. En el comparativo con el primer trimestre de 2019, las cifras aún están 17% por debajo en producción y 20.5% en exportaciones. Asimismo, existen otros datos que generan preocupación. El Bureau of Economic Analysis (BEA) revela que el PIB de Estados Unidos se contrajo 0.9% a una tasa trimestral anualizada, siendo el segundo trimestre consecutivo en el que Estados Unidos registra una tasa trimestral negativa. Por lo mismo, se comenta que la economía estadunidense se encuentra en vísperas de una recesión técnica. Esto amenaza con afectar la compra de vehículos exportados de México, lo que causa incertidumbre, si consideramos que exportamos más de 80% de los coches que producimos a ese país. 

La industria automotriz es sólo la punta del iceberg. Ésta puede tomarse como ejemplo del desempeño manufacturero y nacional por excelencia, dado que es representativa del comercio internacional mexicano y tiene un gran peso en la economía nacional, abarcando 3.5% del PIB total y un poco más de 20% del manufacturero, generando 930 mil empleos y registrando una inversión extranjera directa de 5,367 millones de dólares en 2021. Por lo tanto, si la industria automotriz sufre más decrementos, se producirán repercusiones directas e indirectas en la economía nacional. Esto ocurriría en caso de que Estados Unidos experimente una recesión técnica este año. 

La coyuntura regional y mundial tampoco nos favorece. Los cuellos de botella en componentes automotrices esenciales persisten y se presentan tasas elevadas de inflación que no se observaban desde hace décadas. Esto afecta el precio de insumos clave, traduciéndose en bienes finales más caros, lo que impacta el poder de compra de los productores y consecuentemente el de los consumidores. Todo esto terminará por afectar a la producción automotriz del lado de la oferta de insumos, pero también por el lado de la demanda de vehículos.

Esto podría empeorar todavía más, considerando las fricciones alrededor del T-MEC y la lenta transición hacia la democratización sindical. Las disputas sobre la interpretación del T-MEC podrían incrementar los requerimientos para hacer valer el tratado y dificultar que exportemos con tarifas preferenciales. 

A su vez, la capacidad de resolución de conflictos por parte del Mecanismo Laboral de Respuesta Rápida, producto de la reforma laboral de 2018 y del T-MEC, está siendo puesto a prueba dentro del sector. Este mecanismo, en caso de ser deficiente en la solución de controversias, podría desalentar la inversión extranjera directa hacia el sector en México.

Ante la vulnerabilidad externa, la industria automotriz tampoco puede encontrar consuelo en el mercado interno. Tras la pandemia, las ventas internas de vehículos ligeros se desplomaron, pasando de vender 1.317 millones de autos en 2019 a 0.95 millones en 2020. Desde entonces, las ventas siguen sin superar los niveles previos a la pandemia.

En 2021 el monto incrementó de manera marginal al registrar ventas de 1.014 millones de vehículos, mientras que para junio de 2022 las ventas acumuladas en el año permanecen 0.67% por arriba de lo registrado de enero a junio de 2021, de acuerdo con información del Inegi. Por lo tanto, la demanda interna permanece débil y, considerando la coyuntura actual, no mejorará pronto. Ante una demanda frágil la producción automotriz mexicana encontraría pocos incentivos para recuperar sus niveles de producción anteriores a la pandemia.

En caso de continuar la tendencia observada en los datos este año, nuestro pronóstico para la producción de julio a septiembre es de una ligera contracción de 1.3% mes con mes, mientras que las ventas podrían incrementar 1.1% en promedio entre agosto y septiembre. Sin embargo, si los elementos anteriormente mencionados empeoran, la recuperación de la industria podría prolongarse más.

Por: Carlos Uribe y Rodrigo Chávez 

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