¿Pagar por una universidad cara garantiza mejor educación y empleo futuro?

La industria educativa se está convirtiendo en una de las más innovadoras y al mismo tiempo más competitivas de la actual actividad económica. Datos de la SEP nos indican que en México existen alrededor de 2,600 universidades privadas que constantemente buscan captar la atención de millones de prospectos a través de programas innovadores, en todos los niveles de precio y, al mismo tiempo, con infinitas diferencias en calidad.

Esta gran confusión de ofertas, mensajes y publicidad, hace que los futuros universitarios se cuestionen si vale la pena invertir en su formación, utilizar ese recurso para comenzar algo que les ayude a generar ingresos lo antes posible o, simplemente, dedicarse a trabajar.

Saber qué estudiar es una de las decisiones más importantes para cualquiera, pero hacer una correcta elección sobre cuál universidad es la ideal, puede ser una de las más rentables. Sin duda, un discípulo que se forma con conocimiento académico tiene más posibilidades de insertarse fácilmente a los diferentes ámbitos laborales, o estar más preparado para las exigencias del mercado actual.

Asimismo, si el objetivo del alumno es emprender, actualmente, existe un grupo selecto de universidades que proporcionan apoyos y desarrollo académico para lograrlo, a la vez que la institución educativa contribuye en el cumplimiento de los sueños y expectativas en la vida del educando.

Cuando se trata de enseñanza, podemos encontrar cursos o programas de alto o bajo costo. Sin embargo, para maximizar su inversión y resultado es recomendable considerar los siguientes factores a la hora de elegir un programa académico:

1. El valor económico no determina el futuro profesional

Para elegir un curso hay que enfocarse en conocimientos y futuro laboral, así como en un área académica específica, decisión que no se debe dejar al azar. Incluso, a la hora de evaluar posibilidades y elaborar un presupuesto realista para el estudio, es recomendable guiarse por la calidad del contenido académico, más que por el precio.

Existen muchas universidades que son de costo moderado, con un alto nivel académico. Sin embargo, el mejor incentivo en el ámbito educativo es prepararse en algo que realmente apasione al estudiante o con lo que se sienta altamente identificado. De esta manera tendrá una motivación para esforzarse, incluso cuando las cosas se pongan un poco difíciles.

2. Deserción académica

La motivación en los estudios juega un papel fundamental en el alcance adecuado de las metas educativas. El fenómeno de la deserción estudiantil es muy común en cientos de instituciones de Educación Superior en México. La SEP reporta una tasa terminal de 50% de las personas que inician un curso. Los principales factores son razones académicas y económicas; no obstante, algunas ocasiones son por cambios de domicilio. De aquí la importancia de tener claro qué estudiar y el costo, lo cual lleva al tercer punto.

3. Relación costo-beneficio en la elección académica

Actualmente, existen miles de instituciones educativas por todo el país con acreditaciones de alta calidad en sus programas académicos. Éste será el mejor regalo que un escolar pueda tener a futuro, sabiendo que el conocimiento es un elemento único que le dará una ventaja competitiva, no solo en el mercado laboral, sino en todos los demás aspectos de su vida. Así que, en el momento de elegir, es importante tener varias opciones de cursos o planes educativos y analizar las diferentes variables en relación con el costo-beneficio que puede obtener. Importante es no escatimar en la calidad del contenido académico del programa que se desea estudiar, solo porque el costo sea muy económico.

4. Servicios de Valor Agregado

Pocas escuelas en México ofrecen servicios adicionales al académico. Parte de la ecuación para decidirse por la facultad donde se estudiará es considerar las herramientas que se ofrecen para una formación integral, por ejemplo: talleres para aprendizaje práctico, actividades deportivas y culturales, ferias y plataformas de empleabilidad y emprendimiento.

Todo esto se convierte en un valor no monetario que ayuda a redondear el conocimiento académico y desarrollarse en áreas deportivas, culturales, emocionales y mentales. De manera que el futuro universitario alcance una red de amistades y actividades, prácticas profesionales y mentorías que lo distinguirán del resto.

Buscar instituciones que ayuden en el proceso académico, con programas relevantes y actualizados, a un precio accesible y además ofrezcan servicios de valor agregado, reduce el número de opciones y ayuda a definir el rumbo del desarrollo que tendrá el estudiante, pero además aumenta las posibilidades de tener un futuro más prometedor.

Autor: Ramón Murguía, Director Institucional de Mercadotecnia de Aliat Universidades.

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