¿Menor volatilidad en los mercados implica menor riesgo?

Banco BASE opina -

El mercado financiero, compuesto por el mercado de capitales, el mercado de dinero y deuda, y el mercado cambiario muestran una baja volatilidad que no se veía desde el 2007, previo a la crisis financiera de Estados Unidos.

La primera explicación a la baja volatilidad se encuentra en la naturaleza de los ciclos económicos. El periodo de crisis económica (2008-2011) quedó atrás y con ello el nerviosismo de los inversionistas ante nuevos episodios de “stress” en los mercados financieros. No obstante, tal nerviosismo nunca quedará completamente de lado, al menos hasta que las grandes economías del mundo muestren un ritmo de crecimiento estable, ubicándose en la fase de expansión sostenida del ciclo económico y con políticas monetarias en camino a la normalización. Lo anterior quedó demostrado con el episodio de aversión al riesgo tras el derribamiento del avión comercial que sobrevolaba Ucrania y la invasión de Israel a Gaza, lo cual ocasionó una salida de capitales y una mayor demanda por activos refugio. Dichos episodios también dejaron en evidencia que las reacciones de los mercados son más contenidas, ya que la mayoría de los precios y cotizaciones en diferentes mercados lograron ajustarse rápidamente.

Otra explicación radica en los cambios estructurales de los mercados financieros, ya que hay un factor que diferencia al escenario actual del de los años pre-crisis: bajo número de operaciones. Como ejemplo está el promedio diario de operaciones de las acciones que cotizan en el S&P 500 que durante la primera mitad del 2014 fue sólo 45.5% del promedio para el mismo periodo de hace 10 años. Asimismo, el número de operaciones hasta ahora en el año es sólo el 40.3% de la media observada entre el año 2000 y 2010.

Varios estudios han encontrado que las operaciones a través de algoritmos, que representaban el 20% de las operaciones totales en 2005 y se estima alcanzan a la fecha más de 50%, han mejorado la capacidad de absorción de “shocks” de los mercados ante eventos externos y también se han reducido los diferenciales entre posturas de compra y venta, contribuyendo a reducir los errores en precios transitorios, llegando así a niveles de precios de equilibrio de una manera más eficiente con menos operaciones y generando una menor volatilidad. Asimismo, la negociación de alta frecuencia (HFT) ha dejado fuera a una parte de los operadores del mercado, lo que ha profundizado la disminución en el número de operaciones intradía. Sin embargo, no todo es positivo. En junio la Comisión de Valores de EU (SEC) destacó públicamente su esfuerzo por evitar los riesgos relacionados con el HFT, ya que la regulación se hizo tomando en cuenta las operaciones manuales por personas y no con algoritmos, en donde puede darse el uso de estrategias agresivas y desestabilizadoras. Así, la SEC parece estar supervisando con lupa las operaciones lo cual genera mayor presión a la baja en el número de operaciones realizadas.

A lo anterior se suma la regulación impuesta por el Dodd-Frank Wall Street Reform and Consumer Protection Act, también conocida como la Regla de Volcker, la cual prohíbe a los bancos la participación propietaria (con sus propios activos) en operaciones de trading de ciertos securities, derivados y futuros de commodities (salvo en operaciones de creación de mercado y coberturas). Las regulaciones finales son efectivas a partir del 1 de abril del 2014, iniciando un periodo de cumplimiento que vence el 21 de julio del 2015.

Finalmente, se ha incrementado el uso de las plataformas multilaterales en las operaciones cambiarias las cuales antes eran sólo utilizadas para especulación.

Así, la prominencia del trading de alta frecuencia, la fragmentación de los mercados financieros con plataformas de operación multilaterales, la caída estructural de los bancos de inversión, la mayor vigilancia de las operaciones por parte de la SEC a lo que se suma un prospecto de nuevas reglas para los mercados y finalmente la implantación de la Regla de Volcker, son factores que más allá de la naturaleza cíclica de la economía parecen haber generado un cambio estructural en el mercado financiero en donde la baja  volatilidad parece haber llegado para quedarse.

Sin embargo, la pregunta que queda en el aire es si la menor volatilidad implica un menor riesgo, ya que los inversionistas realizan sus portafolios de inversión tomando en cuenta el riesgo y el rendimiento que esperan recibir, así como la tasa libre de riesgo de la economía. Una disminución en la volatilidad, es decir en el riesgo, genera un reacomodo de posiciones de inversión. Así, la menor percepción de riesgo de manera generalizada en los mercados y el menor rendimiento observado en el mercado cambiario y en el mercado de deuda, han hecho que los inversionistas opten por el mercado de capitales, los cuales como consecuencia han alcanzado máximos históricos, al mismo tiempo que el mercado de deuda y el mercado cambiario muestran disminuciones en las operaciones.

En este sentido, los incrementos recientes en las bolsas de valores del mundo no son sustentados por las expectativas económicas, por lo que podría decirse que las bolsas pueden haber entrado en una burbuja especulativa provocada por el exceso de liquidez global y la baja rentabilidad de los mercados de deuda y cambiario. Así, la menor volatilidad implica un menor riesgo, pero ahora derivado de una alta probabilidad de que no suceda nada, acompañada de una baja probabilidad de cambios rápidos y significativos en los rendimientos, sobre todo en el mercado de capitales.

Puntos sobresalientes

  • Menor volatilidad
  • Menor número de operaciones
  • Reacomodo de portafolios de inversión
  • Cambio estructural del mercado financiero

Aclaración:
El contenido mostrado es responsabilidad del autor y refleja su punto de vista.
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