Los principales efectos del covid-19 en nuestro dia a día

Mtro. Sergio García Quintana, Presidente Comisión de Finanzas y Sistema Financiero Mexicano del Colegio de Contadores Públicos de México, Socio Director GQC

Uno de los principales efectos de la pandemia de covid-19, ha sido la suspensión temporal de aquellos trabajadores que no pueden llevar su trabajo a casa ni de entregar el producto de su actividad laboral de forma virtual. Para los empleados de empresas privadas y gubernamentales que trabajan utilizando la mayor parte del tiempo una computadora, la situación fue muy distinta, se mantuvieron laborando y sus casas se convirtieron en su nuevo lugar de trabajo.

Se suspendieron clases presenciales en las escuelas, trámites, juicios, aclaraciones, atención al público en general. Las empresas que fueron clasificadas como actividades esenciales para mantener la distribución de artículos de primera necesidad, salud y alimentación, mantuvieron su operación con restricciones de atención al público a menor escala con reducción de personal y horarios de atención.

El teletrabajo fue una palabra incluida en la Ley Federal del Trabajo, estableciendo para el patrón obligaciones de apoyo para sus empleados con equipo de cómputo y muebles individuales básicos, además del pago parcial de telecomunicaciones y electricidad. Bajo un esquema de respeto a la intimidad del empleado y del horario de trabajo acordado.  

Para el empleado se establece la guarda y custodia del equipo de cómputo recibido, mantener la seguridad de la información y atender y utilizar los mecanismos y sistemas operativos para la supervisión de sus actividades.

Las sesiones de videoconferencias a través de aplicaciones como Zoom, Cisco Webex, Skype, Teams, etc., se vuelven el recurso empresarial de capacitación, comunicación y herramienta del trabajo en equipo. En donde al principio se presentaban los participantes listos y arreglados desde temprano porque los estarían mirando en pantalla, el jefe y sus compañeros participantes. Poco a poco las cosas fueron cambiando, ya no era necesario cambiar la pijama, bastaba con ponerse una camisa y un saco sport o una blusa y un suéter en el caso de las mujeres, conservando el pantalón de la pijama y las pantuflas, al fin y al cabo los participantes sólo verían la cara y una parte de los hombros.

Un tiempo después, se fue haciendo costumbre que tampoco era necesario, bañarse, rasurarse o peinarse, incluso se podría desayunar o terminar de mientras se estaba participando en la sesión o videoconferencia, bastaba con entrar y cancelar la opción de video y también la del micrófono. Se hace constancia de su presencia porque aparece en la pantalla un círculo con sus iniciales y su nombre debajo. Colocarse enfrente de la computadora o cerca de ahí, escuchando lo que dicen los demás, hasta el momento en el que se pronuncia su nombre o le hacen una pregunta, “¿Juan, que sabes de este asunto que dijo tu compañero? ….. y luego, ante el silencio de Juan, se plantea otra pregunta como en las sesiones espiritistas tratando de obtener una respuesta del más allá … “¿Juan estás ahí?, ¿Juan me escuchas? …Momentos después, finalmente contesta Juan, diciendo “¡Perdón, no me di cuenta que tenía el micrófono apagado!”

Con el tiempo, se han vuelto clásicas las excusas de los empleados para justificar su distanciamiento, despreocupación o reducción de la participación activa, así como, la entrega de resultados. 

Entre las nuevas respuestas a la pregunta de; “¿Por qué no entraste o por qué no estuviste a tiempo en la junta de hoy a las 9:00 de la mañana?”. Se encuentran algunas como las siguientes: “¡Ah, es que he tenido problemas con mi internet!”, “Se fue la luz en mi casa, creo que fue un transformador, pero ya lo están arreglando.”, “No sé qué le está pasando a mi computadora, está muy lenta y tampoco me dejaba entrar al programa.”, “Me he estado sintiendo mal desde ayer y no sé, si me esté enfermando de covid”, “¡No recibí el enlace para conectarme y tampoco funcionaba el teléfono!”. “Es que hoy me fui temprano a hacer la prueba del Covid ¿Y qué pasó, si tienes Covid? No sé, porque no alcance ficha, pero ya me siento mejor”, etc.

Esto viene a colación porque desde los inicios del siglo pasado, el reto de buscar la mejor manera de lograr la eficiencia laboral de acuerdo a F. Taylor, es lograr del colaborador un trabajo arduo, su buena voluntad y su iniciativa. Estableciendo reglas derivadas del estudio del trabajo a realizar, selección adecuada del personal, cordialidad entre el patrón y sus empleados, para lograr metas establecidas de común acuerdo y un cumplimiento de responsabilidades de los trabajadores y los miembros de la dirección.

Douglas McGregor, plantea dos tipos de conducta del ser humano ante el trabajo. La Teoría X,Y., que establece que los tipo X, son empleados que sienten un rechazo al trabajo y lo evitarán siempre que puedan, que deben ser obligados a trabajar, controlados y amenazados con castigos por incumplimiento de sus labores.  Por el contrario, los empleados tipo Y, son aquellos que desean y necesitan el trabajo, coinciden con las metas de la empresa, no están en conflicto y tampoco les disgusta trabajar. Se adaptan a las circunstancias aceptan responsabilidades y desarrollan sus capacidades, recibirán a cambio una compensación adecuada por sus logros, que les permita satisfacer sus necesidades y alcanzar su autorrealización.

El reto implica un desarrollo y aplicación de técnicas de administración de personal, selección y compensación adecuada al teletrabajo y a la supervisión y coordinación de resultados, acordes a esta nueva normalidad de negocios, a los nuevos lugares de trabajo a distancia y a las características personales y profesionales de los colaboradores, sobre los que se basará el desarrollo y crecimiento de los negocios en la actualidad.