Si esta es la cuarta transformación, ¿cómo nos fue con la economía de la primera?

El presidente electo Andrés Manuel López Obrador ha generado altas expectativas para su futuro gobierno. No sólo por sus promesas de campaña sino también por describirlo como una “Cuarta Transformación” del país.

Las otras tres transformaciones a las que se refiere el tabasqueño son la Independencia, la Reforma y la Revolución. Sus héroes y situación política son bien conocidas, ¿pero sabes cómo se encontraba la economía del país en aquellas épocas?

Hoy hablaremos de la primera: La Independencia.

La primera transformación

Durante la lucha de Independencia la economía novohispana se sumió en una profunda crisis por diversos motivos; el primero, más claro y que generó los demás fue la guerra que dominó durante una década al país. El conflicto armado provocó que las minas, principal actividad económica del Virreinato, se paralizaran por la huída de trabajadores y enlistamiento de muchos de ellos en los cuadros rebeldes y realistas. Una suerte similar corrió la producción agrícola y ganadera, en particular del Bajío.

Además, la violencia e inseguridad de los caminos evitó que la plata extraída fluyera a los puertos para su exportación, lo que limitó la entrada de divisas que permitían la compra al extranjero de los insumos necesarios en el proceso de amalgamiento de los metales. Esto limitó aún más la actividad minera.

Por otra parte, la situación fiscal del país sufrió graves problemas. En primer lugar, se tenía que financiar el creciente gasto militar de la Corona en un territorio cada vez más fragmentado por las luchas. Eventualmente el centralismo fiscal de la Nueva España se rompió, se interrumpió el envío de recursos a España y los territorios del Caribe y la recaudación de impuestos se volvió un asunto más local.

Asimismo, la baja en la actividad minera y la descentralización obligada provocaron que la acuñación de moneda fuera más difícil. Durante la lucha la Casa de Moneda de la Ciudad de México perdió el monopolio de la emisión de monedas, al crearse casas de acuñación locales.

En aquel entonces los grandes comerciantes y hacendados eran los principales proveedores de crédito. Ante la falta de confianza y seguridad por la estabilidad del gobierno Real y su prevalencia el mercado crediticio se desbarató y las capitales huyeron.

De acuerdo con estimaciones del economista Enrique Cárdenas la década de la lucha de independencia vio una caída de 44% de la producción de plata, 41% del volumen del comercio, 34% de las importaciones, 47% de las exportaciones y 75% de la oferta monetaria en comparación con la década previa.

Al terminar la lucha de independencia el gobierno del emperador Agustín de Iturbide se enfrentó a problemas para recaudar impuestos, producto de la guerra, lo que lo llevó a adquirir préstamos forzosos (expropiación) de los metales que llegaban del interior del país a los puertos de Veracruz y Acapulco.

Esta dificultad del gobierno para hacerse de recursos se mantuvo cuando en 1824 México se volvió una república federal. El nuevo gobierno intentó montar su sistema fiscal sobre los restos del sistema virreinal centralizado, lo cual rivalizaba con los ideales federalistas, ocasionando una lucha entre el poder político local y el federal. Además, el nuevo gobierno mantuvo en sus libros las deudas del gobierno colonial.

Así, el naciente país enfrentó en sus primeros años problemas fiscales, de deuda y mercados financieros débiles.

Sigue pendiente de las otras dos transformaciones

Texto elaborado con información del libro Historia mínima de la economía mexicana editado por El Colegio de México.

*livm