¿Cómo le hizo Islandia para superar la crisis financiera?

Durante la crisis de 2008 – 2009, Islandia fue un país que dio mucho de qué hablar, pues fue el único país que dejó caer a su sistema bancario. Aunado a ello, por medio de un referéndum, los y las islandesas decidieron que no iban a pagar, por el momento, a sus acreedores extranjeros (Holanda e Inglaterra, principalmente) y que sólo se pagaría la deuda interna. Hoy en día Islandia vuelve a ser noticia, ya que además de demostrar un dinamismo económico tras la crisis envidiado por no pocos países desarrollados, ha terminado de pagar el último tramo de ayuda proporcionado por el Fondo Monetario Internacional. Sin embargo, como se observa en el gráfico, el monto de deuda pública como proporción del PIB sigue lejos de los niveles observados antes de la crisis de 2008.

Fuente: Datos tomados de Trading Economics

Una peculiaridad del caso islandés es que, a diferencia de otros países en una situación similar en cuanto a su deuda pública, el gobierno islandés sí ha logrado mejorar su balance fiscal como proporción del PIB. El ajuste islandés consistió en mantener el gasto público dirigido al fortalecimiento de la actividad económica interna, particularmente aquel dirigido al fortalecimiento de las actividades pesqueras, energéticas y turísticas, a la par de incrementar los impuestos. A pesar del incremento en los impuestos, la estrategia islandesa aminoró el impacto de dicho choque mediante incrementos salariales y manteniendo las contrataciones de mano de obra.

Fuente: Datos tomados de Trading Economics

Vale la pena hacer algunas precisiones sobre estos puntos. Respecto a permitir el colapso del sistema bancario, el ex ministro de finanzas de la isla, Árni Páll Árnason, mencionó que la racionalidad detrás de dicha medida era “evitar socializar las pérdidas sufridas por el sistema bancario”. Sin embargo, el ministro reconoció que dicha medida fue posible por los equilibrios políticos propios de la isla, por lo que no necesariamente es una medida aplicable en otros países.  Respecto, al pago de la deuda, vale decir que no ocurrió un cese total de pagos, sino que los ciudadanos optaron por suspender los pagos hasta el momento en que se considerara apropiado reanudarlos.

Otra particularidad del caso islandés es que, a diferencia del resto de países en donde estalló una burbuja inmobiliaria, en Islandia se abrió un proceso judicial en contra de los banqueros responsables de la burbuja financiera. Si bien no todos los procesos han desembocado en el encarcelamiento de todos los responsables, vale la pena decir que todos cuentan con procesos abiertos y tienen prohibido abandonar el país.

Si bien la recuperación islandesa es de las más exitosas en términos de empleo y producto, no todo volvió a la situación anterior a la crisis. Hasta la fecha, los islandeses tienen que trabajar en dos empleos diferentes para solventar sus gastos. Éstos se vieron incrementados ante la devaluación de la corona islandesa al inicio de la crisis. Aunado a ello, el colapso del sistema bancario trajo consigo el colapso del precio de varios activos financieros, lo cual redujo la riqueza financiera de las familias.

Con el objetivo de evitar una descapitalización del sistema financiero, en fechas recientes el gobierno introdujo un impuesto del 39% a los inversionistas que quieran reclamar sus activos en los bancos locales y quieran llevarlos fuera. Esto supone un relajamiento de las restricciones a los movimientos financieros si se considera que desde 2008  estaba en vigor un embargo total a la exportación de capitales.

Si bien la recuperación islandesa ha sido dolorosa, es un ejemplo de que las cosas pueden resolverse de distintas maneras, y que no necesariamente hay que seguir la receta única pregonada por algunos para poder observar una recuperación económica.