¿En qué se fijan quienes analizan las firmas de las personas?

¿Cuántas veces has cambiado tu firma a lo largo de tu vida? De niños o jóvenes, cuando no estamos acostumbrados a “firmar” documentos, generalmente no nos planteamos cómo hacer nuestra firma. Incluso es probable que si le pedimos a un niño que firme un papel, nos haga solamente un garabato. Esto es porque su personalidad está en formación, apenas se está construyendo.

Conforme vamos creciendo, cuando somos adolescentes, empezaremos a dar forma y características a nuestra firma, algunos empezarán con escribir su nombre completo, sus iniciales, seguirán con trazos ilegibles, etc.

Pero, ¿qué significa la forma en que hacemos nuestra firma? Todo.

Aunque para interpretar la personalidad de alguien mediante la grafología es necesario tomar en contexto varios escritos, la firma nos representa ante los otros y ante nosotros mismos. Es aquello que nos distingue de los demás, la imagen que tenemos de nosotros mismos. Nuestras experiencias, inseguridades, impresiones de aceptación y rechazo, éxito o fracaso, expectativas, ambiciones y muchas cosas más.

Mientras que la firma somos nosotros, el texto en general refleja nuestro comportamiento a nivel social o con los demás, cómo nos integramos con lo que nos rodea.

Si la estructura de la firma con el resto del texto son congruentes, hablaremos de una persona armónica, que expresa lo que realmente siente y es equilibrada entre lo que piensa y lo que hace. Se refiere a cualidades de honestidad, espontaneidad y naturalidad.

Por otro lado, si existen marcadas diferencias entre la firma y el texto, el comportamiento de la persona será contradictorio y cuanto mayores son las diferencias, será indicador entre la discordancia entre la actitud social y la vida íntima de la persona.

Otro aspecto que se considera en el análisis de la firma, es la ubicación donde se sitúa con relación al texto. Si se encima o está alejado, si ésta se ubica hacia la izquierda o derecha de la hoja, etc. y en general se refiere al grado de dependencia o autonomía siente la persona con los demás, entre ideales y realizaciones sociales y familiares, entre lo que se ambiciona y lo que se aparenta ser. Entre lo que mostramos a los demás y lo que queremos que conozcan de nosotros.

Distinguimos dentro de la firma:

• El nombre, haciendo referencia a nuestro verdadero yo
• El apellido como nuestro entorno familiar
• Y la rúbrica o ese ‘garabato’ que acompaña la firma como el yo íntimo.

Como mencionaba antes, no es posible analizar la firma en forma aislada ya que encontraríamos grandes variaciones en la interpretación, siempre será necesario analizar la firma y el texto en conjunto para identificar mejor todos los aspectos que determinan la personalidad de un individuo.

Pero ¿cómo debe ser la firma de una persona equilibrada? Como sería su comportamiento, claro, sencillo, congruente, legible y con características similares al resto del texto. Cuanto más complicada sea una firma y letra, así será la persona o al menos, así tratará de aparentar ante los demás cómo es.

Nos leemos la próxima vez…

*gl