La contingencia es el mejor ejemplo de la importancia del home office

Esta semana la contingencia ambiental fue tema en la Ciudad de México. Mucho has leído y escuchado al respecto. Incluso te compartimos una nota sobre lo que hay que hacer y no hay que hacer durante la contingencia.

Las autoridades nos invitan a no salir a hacer ejercicio, evitar las actividades al aire libre y a compartir el automóvil, nada que no hayas escuchado antes si llevas tiempo viviendo aquí.

Pero como patrones, hay mucho más que podemos hacer para evitar futuras contingencias y asegurar una calidad del aire más o menos decente al largo plazo. Es momento de dejar atrás las quejas por el ausentismo provocado por el deficiente transporte público de la ciudad, de eliminar horarios y esquemas de trabajo irreales y de empezar a proponer soluciones que no solo ayudarán al medio ambiente sino que podrían mejorar la calidad de vida de tus empleados y los resultados en tu negocio.

Piensa en el más eficiente de tus empleados: alguien cuyas actividades diarias son vitales para el correcto funcionamiento de tu negocio. Llamémoslo “el imprescindible” (aunque juraste que nunca existiría tal persona). Imagina que este sujeto no puede llegar a trabajar hoy porque la calidad del aire es tan mala que prefiere arriesgar su empleo y no su salud.

Tú, por su puesto, no podrás despedirlo. Por lo menos no hasta poder contar con otra persona que pueda suplirlo. Y tampoco puedes dar el día libre a todos los demás. El resultado de esto es un caos inimaginable en tu empresa no solamente en ese día, sino en los subsecuentes por concepto de “ponerse al corriente”.

Esto pasa más de lo que queremos aceptar. Al ser patrones de una empresa en crecimiento, delegamos actividades cada vez más importantes a personas que se vuelven demasiado importantes en la organización. Son ellos los que trabajan 12 horas al día, fines de semana y casi todos los festivos. Son adictos al trabajo, sí, pero eso nos fascina.

Y aún así, nos aterroriza la idea de ver a estas personas en pijama, en su casa levantándose a las 10 de la mañana para ponerse a trabajar desde su cama… Jamás se nos ha ocurrido un plan de contingencia para situaciones como las que vivimos estos días. Esa persona tiene que venir a trabajar, él o ella sabrá cómo le hace.

Está comprobado que el Home Office es un esquema laboral funcional. Y aunque son muchas las empresas que han adoptado esta forma de trabajo, creo que todos deberíamos empezar a aplicar pruebas piloto y buscar tecnología que nos permita seguir laborando bajo diversas condiciones de contingencia, ayudando a que nuestros empleados puedan desarrollar su trabajo en un ambiente igual de estructurado pero mucho más conveniente. Verás que es un trato en el que verdaderamente todos ganan.

Vayamos más allá de un simple Home Office. Con voluntad de todos los involucrados, compromiso y algunas soluciones tecnológicas, es posible desarrollar un plan de trabajo alternativo con esquemas laborales adecuados para varios tipos de contingencia. ¿Te interesa? La próxima semana lo diseñamos juntos.

*DR