Guillermo Zamarripa

Guillermo Zamarripa

Guillermo Zamarripa

21 Jul, 2018

Funcionamiento del gobierno (I)

La semana pasada escribí sobre la importancia de que el gobierno entienda lo que es el reto en materia de petróleo y lo que es accesorio. Lo importante es producir más y no refinar. Hoy voy a discutir algunos elementos de lo que son malas concepciones sobre un buen gobierno. Mi conclusión la sintetizo en el dicho: “lo barato sale caro”.

El tema central de lo que va a hacer el próximo gobierno es cambiar la estructura del gasto. Para lograr lo anterior, uno de los componentes centrales es bajar el gasto en distintos rubros.

La concepción de la que se parte es que hay mucho gasto que es excesivo. Argumentan que no debería ser así y que lo van a corregir. Ha sido una mala política pública.

El primero y que más se ha mencionado es el de los sueldos excesivos de los altos funcionarios, que incluye el monto del sueldo mensual y prestaciones como el seguro de gastos médicos mayores y el de separación.

Antes de iniciar la discusión, es importante dar un poco de contexto. Cuando el presidente Calderón inició su administración redujo los sueldos de los altos funcionarios y desde entonces no se han dado aumentos. Esta situación implica una reducción real de sueldo de casi la mitad.

Hoy ésta es una de las razones por las que el trabajo en el gobierno no es atractivo para mucha gente talentosa que es honesta. Es un hecho que las medidas que se están anunciando van a profundizar mucho más esta problemática.

Independientemente de la rotación natural por cambio de administración, muchos funcionarios públicos van a decidir salir y gente joven bien preparada no va a querer entrar.

La baja en sueldo que se anunció va a generar un ahorro de varios miles de millones de pesos. Si se incluye lo que se va a proponer en la Cámara de Diputados y de Senadores, se le suman unos cinco mil millones de pesos más de ahorro.

El monto total de estos ahorros no va a hacer una diferencia en términos de mayor gasto social o de inversión, pero el costo puede ser muy alto.

En las áreas técnicas del gobierno como puede ser la financiera y telecomunicaciones, entre otras, una pérdida de capital humano puede llevar a tomar malas decisiones que sean muy costosas para el país.

Un ejemplo de costos por una serie de malas decisiones administrativas que tomó el gobierno lo tenemos en el costo de la crisis bancaria de los 90, que llegó a 17 puntos del PIB.

La primer mala decisión fue la nacionalización de la banca. La segunda fue considerar a algunos funcionarios bancarios como mandos superiores del gobierno y que varios tenían mayor jerarquía que la propia autoridad financiera. Esto llevó a un deterioro en la calidad del personal del organismo superviso.

Posteriormente se decide privatizar la banca y no había talento para mejorar la regulación ni se le puso énfasis a mejorar el capital humano en la Comisión. Luego se vendió y con procesos llenos de conflictos de interés porque el gobierno quería vender caro. No se hizo una reforma regulatoria profunda pensando que ahora los bancos eran privados y podían quebrar.

Me puedo seguir con la narrativa de la crisis bancaria o mencionar otros ejemplos, pero el hecho es que un deterioro importante en el talento de la persona promedio que labora en el gobierno junto con la pérdida de la experiencia institucional nos puede resultar muy, pero muy caro. Foco amarillo.

 

*Director general del FUNDEF

guillermozamarripa@itam.mx

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