Paul Lara

Cyberpunks

Paul Lara

26 Jul, 2021

No hay privacidad, porque eso cuesta

 

¿Queda algún lugar donde esconderse con toda nuestra data en internet? ¿Con el uso de las cámaras con reconocimiento facial? ¿Con lo que viene con 5G y el IoT y los autos conectados? ¿Con la inteligencia artificial y el internet del comportamiento?

Hace unos meses, Eric Schmidt, exCEO de Google, declaró que “la privacidad está muerta”. El uso de la tecnología ha conllevado a una erosión digital que afecta nuestro espacio privado. Teléfonos inteligentes que rastrean nuestra ubicación, aplicaciones que perfilan nuestras interacciones, bocinas inteligentes que alimentan nuestras conversaciones en algoritmos de recomendación, cámaras con reconocimiento facial y mucho, mucho más. A veces puede parecer que incluso la batalla por un poco de privacidad ya se ha perdido.

Y aunque muchas veces quieras sacar un poco de ti de la red, seas selectivo a la hora de decidir qué aplicaciones usas u hoy prefieras Signal que WhatsApp y evites usar redes sociales, siempre hay forma de rastrearte. Te diré que todo lo que se ofrece contra el seguimiento de las empresas no es privacidad real, pero al menos es vidrio esmerilado que no deja ver todo lo que hay del otro lado.

Y déjame decirte que casi todo lo que te ayuda a mantenerte “privado” en internet cuesta y por ello pocas personas y empresas gastan en ello. Imagina pagar unos dólares por ProtonMail, para que proteja tus comunicaciones con el cifrado adecuado. Aunque pueda que sea demasiado tarde para deshacer la década y media que has pasado pegado a Gmail, al menos puedes dejar de alimentar a este gigante del internet. Y ante ello, tienes que pensar otras alternativas razonables a Google Calendar y Google Docs.

A medida que encuentres sustitutos y te suscribas a estos servicios, habrá empresas que ganen dinero con sus tarifas de “privacidad” en lugar de monetizar tu presencia. Piensa cómo los costos se van acumulando. ¿Cuánto deberías estar dispuesto a pagar por tu privacidad? ¿Qué porcentaje de tus ingresos puedes dedicar a mantener algún tipo de “protección digital” de las miradas indiscretas de la vigilancia de las empresas? ¿Por qué si los autos conectados sabrán todo de mí y mi data, se venden a un precio tan alto, por qué el fabricante de vehículos no me regala esa unidad? Se pagaría sola con todo lo que obtiene de mí. Así como las redes sociales no me “cobran” por sus servicios, pues ganan con mis datos, ¿por qué no regalan todos los equipos del IoT y ofrecen gratuitamente el 5G en el futuro?

Debido a que la privacidad cuesta dinero, se ha convertido en un marcador definitorio de clase. Por debajo de un cierto umbral de ingresos, eres presa de los dispositivos y ecosistemas que se ofrecen libremente, a costa de la privacidad. Piensa en Android, piensa en Facebook y más.

La gente de menos recursos solía ser invisible, pero ahora se encuentran entre el segmento de la sociedad que se ve más fácilmente. Para los muy acaudalados, como Gates, Musk, Bezos y los de su clase, todo el dinero del mundo no puede comprar privacidad. En cambio, usarán la seguridad para mantenerse a salvo y, como hizo Bezos cuando se enfrentó al chantaje, su dinero puede financiar venganza.

Entre estos dos extremos, se ofrecerá a las clases medias una gama cada vez mayor de “soluciones” que prometen privacidad por un precio y, a veces, la cumplen, aunque no como quisiéramos. Por mucho que la modestia fuera para los victorianos, la privacidad se está convirtiendo en un valor de clase media y alta. Para los pobres, se verá como una aspiración. El grado de tu privacidad se está convirtiendo en una métrica del éxito. ¿Estás dispuestos a pagar el precio?

 

  • BACK DOOR

Le había comentado hace unos meses que NSO Group, creador de Pegasus, tenía otra subsidiaria israelí llamada Candiru. Pues ahora está vendiendo un software espía llamado Sourgum, que está causando serios problemas de privacidad en varias partes del mundo. Se reporta que en varias naciones, como España, ha sido usado para espiar al menos a 100 personas, entre las que se encuentran activistas, periodistas, políticos, académicos, disidentes políticos y trabajadores de embajadas, entre otros.

Así que si cree que desapareciendo Pegasus o NSO Group se terminaría este problema, se equivoca, eso no va a ocurrir nunca. Candiru es lo que viene en escándalos y no dudo que Sourgum comience a causar noticias que indignen a varios ciudadanos, como las que hemos visto sobre espionaje en los últimos años.

 

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