Pedro Alonso

Consejería

Pedro Alonso

22 Oct, 2012

Los reportes trimestrales hacen su efecto

Como suele ocurrir en momentos complicados, con relativa facilidad los mercados tienen cambios más o menos importantes en su “humor” y, por tanto, en su trayectoria, que no en su tendencia.

Hago la distinción anterior porque alzas y bajas hay todos los días y su importancia para cada quien es distinta por varias razones. Van desde la capacidad de admitir incertidumbre, hasta el horizonte temporal, pasando por los recursos de análisis y los financieros.

La baja del viernes pasado en los mercados da para pensar sobre los factores de riesgo que influyen en su comportamiento, pero también sobre la posición que cada uno de nosotros tenga al respecto. Según mi costumbre, he venido compartiendo con usted, amigo lector, de manera más o menos puntual lo que decido hacer en los mercados. El viernes pasado —entre otras cosas— lo escribí en este espacio de manera sintética. Así que en el último tiempo decidí bajar mi exposición al mercado accionario —aquí y en el exterior— pensando en que podíamos tener una baja que hiciera polvo de un día para otro las utilidades que hice desde junio pasado. Mis razones para tomar tal postura esencialmente fueron el rendimiento que se había obtenido y que da mucho espacio para vender con utilidad, sobre todo en la medida en que se enturbie el panorama.

Otra razón es que los reportes trimestrales que empiezan a revelarse podían darnos algunas noticias desagradables, cosa que, insisto, en momentos complicados toma un peso diferente en el ánimo del inversionista que cuando las cosas pintan de otro color; digamos con tonos más “pastel” e incluso otros con más viveza que los que ahora vemos en el lienzo global.

También porque no veo cambios de fondo en los elementos de la crisis que vivimos desde hace cinco años y de la que todos estamos hartos; muchos, más afectados que otros, y algunos cada vez más preocupados.

Aparentemente los resultados trimestrales, sobre todo en EU, son los que están generando esta reacción del último día de operación en la semana pasada; sin embargo, hay que decir que con las fluctuaciones del caso el S&P 500 desde mediados de septiembre pasado empezó a bajar.

Del punto más alto de la trayectoria alcista del periodo junio-septiembre, al más bajo del viernes pasado, la caída es de menos tres por ciento. En el caso del IPC mexicano, la película es otra, pues usando el mismo punto de arranque del alza (mediados de junio), el máximo no se alcanzó en septiembre sino en octubre, el miércoles pasado, en los 42 mil 750 puntos y la baja hasta el mínimo del viernes pasado es de poco más de menos uno por ciento. Si a esto añadimos la apreciación del peso frente al dólar en el periodo, el rendimiento en dólares es mucho mayor —pero mucho—, pues en junio el dólar estaba a 14 pesos y ahora en 12.88, para hacer fácil el cálculo.

Es decir, que usted —o yo— hubiéramos comprado con dólares pesos a 14 y con ellos un activo que entre junio y octubre incrementó su valor en 15% y ahora tenemos que regresar el capital invertido a dólares, que valen 8% menos. Y evidentemente hay diferencias obvias —las que se obtienen de las comparaciones numéricas—, pero en el fondo se resumen en que mientras el S&P 500 bajó menos 3% entre mediados de septiembre y el momento actual, el IPC mexicano, subió y no en un porcentaje menor: cinco por ciento.

Pero hablan de otras cosas, desde mi punto de vista. Que el flujo de capitales nos favorece, cosa que no va a cambiar en el futuro próximo, y más aún con la expansión monetaria en Estados Unidos y otros países y regiones, admitiendo los riesgos que ello implica y de los que he escrito en Consejerías recientes. Que los signos vitales de nuestra economía no andan mal y los de otros, con los que competimos por capital, sí lo están. Y la realidad es la realidad. De tal modo que la baja de los mercados del viernes y las causas que, supongo, la originaron, algún impacto —negativo— nos harán, pero eso es lo que suponía —y esperaba— que ocurriera, por lo que me dediqué a vender y estoy en espera de un nivel mejor para volver a comprar, pues por los plazos que manejo y las evidencias del entorno, cabe esperar algo más de baja.

Y si los reportes corporativos en Estados Unidos son malos, no me extrañaría ver al S&P 500 acercarse a los mil 400 otra vez y al IPC mexicano a los 41 mil 800, incluso a los 41 mil 500. Por eso me la tomo con calma.

Veremos qué ocurre. Suerte.