Pérdida de confianza

Ayer fueron dados a conocer los datos de confianza del consumidor y del productor en México. En el caso de la confianza del consumidor, el índice correspondiente es elaborado de manera conjunta por el INEGI y el Banco de México, en tanto que el indicador de confianza del productor, está a cargo del INEGI solamente.

La confianza del consumidor ha venido cayendo desde abril en términos anuales, aunque en septiembre pasado tuvo un resultado positivo mínimo, ya que aumentó en 0.1%, lo que seguramente se debe a un efecto estacional, cosa que se confirma con la comparación mensual. Es decir, en septiembre pasado respecto del mes previo (agosto) se registra una caída de 2.06 por ciento.

Lo cierto es que los resultados de la economía tarde o temprano se reflejan en este tipo de indicadores y, por lo que se ve, la percepción del consumidor empezó a cambiar de buena a mala con anticipación suficiente a la publicación de los datos del 2° trimestre del PIB, que pudiera decirse es cuando se desvela lo que muchos suponíamos: el país no crecerá a la tasa que se suponía a principios de año sino a una tasa mucho menor.

Por eso es importante no dejar de ver lo que opinan los actores del mercado, en su expresión más amplia. Esto es algo parecido a la idea que escribí hace algunos días en este espacio, refiriéndome a por qué el IPC de la Bolsa mexicana desde enero pasado empezó a bajar mientras  que el S&P 500, mantenía su trayectoria alcista.

Ni hablar, esto de la economía y los mercados es una cuestión de la conducta y la percepción de las multitudes. No de lo que digan unos cuantos, por informados y duchos que pretendan serlo.

Me preocupa que los subíndices con mayor deterioro sean los que se refieren a la percepción del futuro, tanto a nivel familiar como en lo que toca a la economía del país. Me preocupa porque la economía también se crea a partir de expectativas y los datos de estos dos subíndices concuerdan con mi apreciación —y no soy el único— en relación a no encontrar un elemento que me haga pensar que las cosas mejorarán de manera consistente en el futuro próximo. Me preocupa porque poco a poco se van reuniendo piezas del rompecabezas de nuestro crecimiento y la figura que se va armando no se ve del todo bien.

La confianza del productor, como en otras ocasiones he escrito, no se mide con un índice sino con un indicador de dispersión, que oscila alrededor del nivel de 50. El indicador está construido para que opere entre cero y 100 y si la percepción que mide se acerca a 100, sugiere que las cosas van en mejoría y si se acerca a cero es el caso contrario. El indicador de confianza del productor hace 43 meses que se encuentra por encima del nivel de 50, lo que supone una visión más optimista que pesimista de las cosas, pero lamentablemente el nivel más alto del año lo alcanzó en mayo pasado, cuando registró 56.6 y a partir de entonces empezó a descender.

En septiembre llegó a 52.4 y por primera vez desde agosto de 2012 registró una diferencia negativa respecto del mismo mes del año previo (-2.0, respecto de septiembre de 2012). A la vez, el componente del indicador que refiere a la percepción de la situación actual de la economía se colocó por debajo del umbral de 50, en 48.8, cosa que no ocurría desde marzo de 2010.

También debo decir que todos los componentes (son cinco) del indicador de confianza del productor, gráficamente apuntan para ir hacia abajo del umbral de 50 y el componente que pregunta sobre si éste es un momento adecuado para invertir, que desde 2004 sólo ha estado dos meses (marzo y abril de 2007) por arriba del nivel de 50, empezaba a ir hacia la zona positiva pero en junio pasado dio la vuelta y sigue siendo negativo.

En fin, no es una situación fácil por la que atravesamos y, como suelo decir, uno no tiene nunca todas las piezas del rompecabezas, pero el trabajo es juntarlas, ponerlas en orden y tratar de aventurar una imagen. La de estos días no es muy feliz que se diga. Suerte.