Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

1 Abr, 2014

Ya perdimos el primer trimestre; ¿perderemos los que restan de 2014? ¿Y también el sexenio?

Si buscáremos describir con un adjetivo el trimestre que ayer terminó, no habría otro mejor que perdido. Los datos que se conocen ya para algunas variables económicas, lo demuestran sin dejar espacio para la duda. Aburrido sería abundar en lo que es evidente; repetir lo sabido, rudeza innecesaria.

Si bien los detalles completos los conoceremos durante las próximas semanas de aquí al 23 de mayo cuando el INEGI dé a conocer su reporte trimestral acerca del PIB, este primer trimestre —con los resultados que de él conocemos—, enterró algunos de los pronósticos elaborados para el año.

El más importante de éstos —por el impacto que tiene en todos los ámbitos de la vida nacional—, es el 3.9% de crecimiento del PIB; este porcentaje, desde hace meses fue condenado a la imposibilidad no obstante la posición oficial que afirma, aún hoy, “que no hay elementos concretos” para desecharlo y elaborar uno nuevo, evidentemente, menor.

Fue el Fondo Monetario Internacional —en octubre de 2013, escasamente un mes después de ser presentado por Hacienda el hoy imposible 3.9% en los “Criterios Generales de Política Económica” el 8 de septiembre de 2013—, el que dio la clarinada al plantear que la economía mexicana sólo crecería, este año, el tres por ciento.

A partir de ese planteamiento en la edición de octubre del World Economic Outlook, las cosas se han acomodado a la perfección para ratificar lo que por aquellos días se empezaba a vislumbrar, la imposibilidad de lograr un crecimiento del PIB de 3.9% para 2014.

Dejemos pues el trimestre “perdido” y tratemos de ver el futuro que nos espera; ¿qué nos traerá el trimestre que hoy comienza el cual determinará, en buena parte, la suerte que correrán otros objetivos planteados por este gobierno para el año 2014 y si estiráremos la liga, por qué no decirlo, para algunos fijados para el sexenio?

Ante lo visto estos primeros 16 meses transcurridos de la presente administración, podría afirmar —como dije arriba— con un riesgo menor de equivocarme, que una parte de lo planteado para el sexenio se va a definir durante este segundo trimestre. En consecuencia, el problema para definirlo es sencillo; así como el primero fue un trimestre perdido el segundo será, así lo pienso, el trimestre crítico.

¿Cuál es el pronóstico que podríamos elaborar hoy acerca de la respuesta que se dará, no a la imposibilidad de crecer a 3.9% sino a la falta de  recursos para sufragar tanto compromiso hecho en materia de “beneficios sociales”? ¿Acaso la salida será continuar por la vía que tomamos, contratar más deuda? 

Ahora bien, ¿acaso el elemento que sustenta las medidas a tomar en cuanto a la capacidad del erario para sufragar el gasto autorizado por la Cámara de Diputados será, como muchos señalan ya, la búsqueda de resultados electorales favorables para 2015?

Hoy, dada la propensión que tenemos a tomar el gasto público como la panacea, conviene preguntar lo tantas veces resuelto aquí, allá y acullá: ¿En serio pensamos que el gasto hace crecer sustentablemente la economía? Si la negativa ha sido siempre la respuesta, ¿por qué aferrarnos a lo imposible, a crecer con base en el gasto? ¿Cuándo aprenderemos las lecciones producto de los errores cometidos?

Seguimos el jueves.

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