La construcción es el verdadero villano de la economía mexicana

Si no fuera por la profunda recesión del sector, no se podría entender cómo es que el país pasó de crecer de 3.9% en 2012, que lo situaba como una de las economías más potentes del orbe, a otra de sólo 1.1% en 2013
Economía -
La construcción es el verdadero villano de la economía mexicana

Por José Miguel Moreno

En las recientes declaraciones que ha emitido la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) para explicar el bajo crecimiento de México al inicio de 2014 se ha mencionado el estancamiento de la economía estadunidense, el impacto de la Reforma Fiscal y la caída de la producción petrolera. Pero nada se ha dicho de la construcción, un sector que representa 7% de la economía, que fue el principal lastre de la economía mexicana durante 2013, que permanece en recesión, y que sigue siendo el de peor desempeño al volver a sustraer crecimiento al PIB durante el primer trimestre del año.

En 2013, contra todo pronóstico, la economía pinchó y apenas aumentó 1.1%, muy por debajo de la trayectoria que traía en los años previos y de las estimaciones que manejaban todos los agentes económicos, desde la SHCP, Banco de México (Banxico) y los analistas privados, que pronosticaban una tasa de alrededor de 3.5%. Esa fase de bajo crecimiento se prolongó durante los primeros meses de 2014 y forzó  tanto a la SHCP como a Banxico a recortar sus proyecciones de crecimiento para todo el año.

¿Qué es lo que hizo que la economía mexicana entrara en este bache de crecimiento que todavía persiste al inicio de 2014? Desde luego no se puede desmerecer el impacto de la desaceleración de Estados Unidos. Sin embargo, los elementos domésticos, los factores de coyuntura y política interna, tuvieron un mayor peso en el débil comportamiento de la economía mexicana.

Y con eso nos referimos a: uno, el anuncio de unas necesarias reformas estructurales que potenciarán el crecimiento económico de México en el futuro, pero que en el corto plazo sumió a las familias y empresarios en una etapa de incertidumbre y cautela que les hizo reconsiderar sus planes de consumo e inversión; dos, un cambio de modelo de vivienda que golpeó a las desarrolladoras de casas, y tres, el rezago en la ejecución del gasto público derivado del cambio de administración. Estos dos últimos factores condujeron a una recesión en todo el sector de construcción del que aún no se ha salido y que merece la pena ser estudiado con atención.

Menor expansión

Si no fuera por la profunda recesión de la construcción no se podría entender cómo es que la economía mexicana pasó de crecer a una tasa de 3.9% en 2012, lo que la situaba como una de las economías más potentes del orbe sólo por detrás de las dos grandes potencias emergentes, India (4.7%) y China (7.7%); a otra de sólo 1.1% en 2013, convirtiéndose en una de las peores del mundo, sólo por delante de las alicaídas economías de la eurozona, muchas de las cuales permanecían en recesión.

En efecto, la economía estadunidense se desaceleró el año pasado, pero su comportamiento no fue tan dramático como para explicar el quiebre de la economía mexicana. En 2013 el crecimiento de EU fue de 1.9%, una tasa nada espectacular, pero cercana a la tendencia vista desde que se salió de la Gran Recesión.

Apenas en 2011, su PIB apenas había crecido 1.8%, lo que no impidió que México se expandiera a una fabulosa tasa de 4.0%. En 2013, con una tasa ligeramente superior, de 1.9%, México apenas fue capaz de crecer 1.1%. De repente, el país había pasado de crecer a tasas sustancialmente superiores a las de EU a una tasa inferior.

Desde luego que el comportamiento más decepcionante provino de la actividad industrial: en 2013 se contrajo 0.7%, comparado con un crecimiento de 2.7% de 2012. Es decir, entre un año y otro la actividad industrial se redujo en 3.4 puntos porcentuales (pp).

La manufactura, el componente más vinculado a la demanda externa de EU, se debilitó, y creció 1.4% frente a 4.0% del año previo. Esa desaceleración de la manufactura, que representa casi la mitad del sector industrial, explica 1.2 pp de la caída de 3.4 pp de la actividad industrial.

Sin embargo, la verdadera hecatombe se concentró en el componente de la construcción. En 2013 se derrumbó 4.5% frente a una expansión de 2.0% de 2012. Ese desplome implicó que la construcción, cuyo peso en el sector industrial es de 22% (menos de la mitad que la manufactura),  explicara 1.4 pp de la caída de la actividad industrial, y se convirtiera en el mayor lastre del sector secundario.

Componentes

Dentro de la construcción, hay dos componentes que sobresalen: el de “edificación”, que se relaciona con la construcción de casas, fábricas, almacenes y centros comerciales, y que está asociado a la demanda privada; y el de “ingeniería civil”, referente a la infraestructura de carreteras, puentes, puertos, aeropuertos, etcétera, y que está conectado con la obra pública del gobierno.

Pues bien, de esos 1.4 pp que restó la construcción a la actividad industrial durante 2013, 1.0 pp se explica por el rubro de “edificación”, y que en esencia se debe al radical cambio de modelo de vivienda, en el que se da prioridad a un desarrollo vertical de la construcción en vez de seguir ampliando la marcha urbana en los suburbios y la periferia. El rezago en la obra pública, reflejado en el componente de “ingeniería civi”, sustrajo 0.3 pp.

La conclusión es que la construcción, y en concreto, el cambio en la política de vivienda y sus consecuencias sobre la “edificación”, fue el principal escollo que derribó a la economía el año pasado, rémora que todavía continuó durante el primer trimestre de 2014: el sector de construcción retrocedió a una tasa interanual de 2.8% en ese período comparado con 4.6% en el cuarto trimestre de 2013.

Expectativas

Ahora bien, el rubro de “edificación”, que se hundió 7.3% en el tercer trimestre de 2013, frenó su ritmo de contracción a -5.4% en el cuarto y -3.3% en el primero de este año. Todo parece indicar que lo peor ya quedó atrás y a partir de la segunda mitad de este año empezaremos a ver tasas de crecimiento positivas en ese rubro, favorecido además por una deprimida base de comparación.  

Por otro lado, el componente de “ingeniería civil” también ha de responder con brío a los esfuerzos de la administración de Enrique Peña Nieto por sacar  adelante sus proyectos de infraestructura. El secretario de Hacienda, Luis Videgaray, ha insistido en que durante el primer trimestre el gasto en inversión física se disparó 46.5% respecto al mismo período del año pasado.  Sorprende que con ese aumento en la ejecución del gasto en infraestructura, el componente de “ingeniería civil” se haya desmoronado a una tasa anual de 5.2%, sustancialmente peor que la tasa de -3.3% del cuarto trimestre.  Esa desconexión del gasto en inversión física del gobierno y la construcción de obras de “ingeniería civil” posiblemente se deba a rezagos operativos que han impedido que esos recursos se materialicen aún en el desarrollo de infraestructura.

El sector de construcción es fundamental para la evolución del ciclo económico. En 2013 se conjuraron dos elementos que minaron a esa industria y que todavía sigue socavando el ritmo de su actividad: la transformación del modelo de vivienda que propugnó Enrique Peña Nieto con el cambio de administración. Ahí reside, más que en ningún otro sitio, el fracaso económico de México el año pasado. Y ahí, junto con la definición de las leyes secundarias que elimine la actual incertidumbre económica, debe enfocar sus esfuerzos el gobierno para revertir de una vez por todas la tendencia del PIB.

*Director de llamadinero.com.

 

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