Carlos Velázquez

Veranda

Carlos Velázquez

1 Mar, 2016

El turismo, una opción alejada del poder

En el Foro Nacional de Turismo de la semana pasada, Carlos Elizondo, investigador del CIDE, generó polémica con una ponencia que tuvo el provocador nombre de Turismo: potencia económica, enano político.

Algo que difícilmente cambiará, mientras no exista otra “razón de Estado” que catapulte esta actividad, como ocurrió a finales de la década de los sesenta del siglo pasado, cuando los economistas del Banco de México vieron en el surgimiento de Cancún la gran oportunidad de compensar, con la entrada de dólares “turísticos”, una balanza de pagos sumamente deficitaria.

El año pasado, Francisco Madrid, director de la Facultad de Turismo de la Anáhuac, planteó, al recibir el Premio al Mérito Turístico del Consejo Nacional Empresarial Turístico, que acotar la pobreza en México debería ser una razón suficiente para impulsar este sector.

La pobreza tiene una problemática muy compleja sin solución única, además de que no todos los estados del país cuentan con esos atractivos indispensables para construir productos turísticos exitosos.

Mientras tanto, las presidencias de las comisiones de turismo en el Congreso son ocupadas por políticos de segundo o tercer nivel y no hay una agenda con grandes proyectos públicos para llevar al turismo a otro nivel de desarrollo.

La misma Secretaría de Turismo federal es la que menos presupuesto tiene, como lo ejemplificó claramente el titular, Enrique de la Madrid, cuando dijo, a finales del año pasado, que los recursos para todos los proyectos turísticos de participación con los estados representan lo que un crédito para un hotel de los que otorgaba estando en Bancomext.

Comentando alguna vez ese tema con el entonces presidente Vicente Fox, quien lanzó aquella frase de campaña del “turismo, prioridad nacional”, lo que no se tradujo en mucho, él respondió que el turismo era una prioridad, pero también la educación, la salud, la seguridad...

Así es que incluso en estados decididamente turísticos, como Quintana Roo, la política corre por un riel distinto, en donde esta actividad pesa poco en las decisiones que involucran al poder.

Mientras tanto, en un mundo tan competido, México no destaca ni por su nivel educativo ni por su desarrollo científico y matemático ni tampoco por contar con un Estado de derecho que le dé elevados estándares de seguridad al capital.

Así, sólo queda seguir “picando piedra” para que el turismo tenga cada vez más punch en las decisiones públicas; antes de que aparezca una situación crítica que ponga al país contra las cuerdas y lo obligue a reconocer que el turismo es una apuesta ganadora a la que habría que brindarle no sólo más recursos sino más peso en las grandes decisiones.

DIVISADERO

CPTM. Después de la salida de Carlos Behnsen como director ejecutivo de Mercadotecnia del Consejo de Promoción Turística de México, Eduardo Regules fue nombrado en esa posición como encargado del despacho. Se trata de uno de esos jóvenes que formó Rodolfo López Negrete, director general del organismo. Una decisión que garantiza que las campañas comiencen a correr este año de acuerdo a lo planeado.

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