Adina Chelminsky

Aprendiz de brujo

Adina Chelminsky

13 May, 2016

¿Cómo te sientes de salud…financiera? (Parte 2 de 3)

Una vez al año nos recomiendan revisarnos el cuerpo de Pi a Pa… Los emprendedores debemos hacer lo mismo con la cartera. El buen emprendedor es sólo aquel que tiene una salud financiera fuerte que respalde los difíciles momentos del emprendimiento.

Como empezamos a ver desde la semana pasada (en donde hicimos un divertidísimo test financiero que pueden revisar en el siguiente link: http://www.dineroenimagen.com/2016-05-06/72555) el cuidar la salud de nuestra cartera no es cuestión de matemáticas y teoría económica, sino de sentido común y organización. Se necesitan dos (y sólo dos) cosas:

Hacer un mapa y entender ciertos conceptos clave

EL MAPA… THE MAP… O SEA, EL CAMINO AMARILLO

1.- El mejorar tu vida financiera es cuestión de simple geografía. Si no sabes en dónde estás parado y hacia dónde quieres ir, no hay manera de que encuentres el camino. Lo primero que tienes que hacer es saber (no en aproximaciones, sino en número reales) cuál es tu situación financiera actual. ¿Cuánto ganas? ¿Cuánto y en qué gastas? ¿Cuánto debes? ¿Cuál es el costo de cada una de esas deudas? ¿Cuánto tienes ahorrado y cuánto te generan esos ahorros? También es importante enlistar los instrumentos de protección financiera con los que cuentas y su valor (seguros, testamentos y fideicomisos).

2.- El tener metas financieras es importante no sólo por la motivación, sino porque te permite estructurar los detalles de tu vida financiera. Tienes que empezar por definir tus sueños financieros de una manera realista. Apuntando no sólo lo que quieres conseguir (se valen metas serias y metas divertidas) sino también el plazo en el que las quieres ver realizadas y la cantidad de dinero que te van a costar. Estas metas no están escritas en piedra y es muy probable que, conforme pase el tiempo, quieras cambiar algunas, pero es importante tenerlas para que los objetivos sean congruentes con los pasos que vas a dar.

3.- La manera más corta de llegar del punto A al B es trazando una línea recta (sencilla y sin complicaciones). Una vez que sabes en dónde estás parado y hacia dónde quieres llegar, lo que tienes que hacer es trazar un plan de acción. Este debe incluir cuatro cosas: Un presupuesto que te permita ahorrar una cantidad que te permita poco a poco alcanzar tus objetivos, un plan de repago de deudas que te permita resolver los problemas de sobreendeudamiento que tengas (y dejar de mantener a los bancos con el pago de tus intereses), un plan de inversión para que el dinero que ahorras genere rendimientos y un plan de protección, seguros y testamento, para poder vivir tranquilo y protegido.

TRES CONCEPTOS CLAVE QUE SON SIMPLES, PERO NO SENCILLOS

Concepto 1: Ahorro. Del latín misionus imposiblus. En un mundo en donde existen tantas obligaciones y necesidades, ahorrar es una de las últimas cosas que tenemos en mente y puede parecer un sueño imposible de cumplir. El problema es que el ahorro queda siempre postergado al “y si me sobra”. Pero, entre los gastos cotidianos, las deudas y los pequeños lujos que nos damos, obviamente nunca sobra nada para guardar. El ahorro debe ser una de tus prioridades; si es posible, lo primero que debes hacer cada vez que recibes tu sueldo es descontar una cantidad y depositarla automáticamente en tu cuenta de ahorro o inversión.

Concepto 2: Distinguir entre Necesidades vs. Necedades. Del latín si no lo tengus sientus que me muerus. Vivimos en un mundo de “necesidades creadas”. Ayer no sabías que existía un producto, y jamás lo habías necesitado, y hoy, después de ser bombardeado por la publicidad, tienes la impresión de que no puedes vivir sin él. Antes de hacer cualquier compra, pregúntate si es algo que realmente necesitas o si es algo que solamente deseas. Si el producto cae en la segunda categoría no gastes tu dinero o a lo sumo ahorra antes de comprarlo para no tenerlo que financiar.

Concepto 3: Crear hábitos. Del latín pocus a pocus. La buena administración financiera no puede ser una llamarada de petate, tiene que cocinarse a fuego lento a partir de las buenas decisiones y acciones que tomes cada día. La perfección esporádica no sirve de nada, lo importante es ir poco a poco creando sanos hábitos y corrigiendo errores en los que puedas caer.

Concepto 4: Ser escéptico. Del latín no creus todus. Los errores más comunes en el manejo de dinero tienen que ver con un punto muy obvio, pero que, por ser tan obvio, muchas veces obviamos (valga la doble redundancia): No leer la letra pequeña. Muchas veces por prisa o desconocimiento omitimos leer los detalles (o pedir que nos expliquen lo que no entendemos) de los papeles financieros. Desde las garantías de electrodomésticos hasta los detalles del contrato de un crédito. Al no leer o entender estos detalles somos más proclives a cometer errores que nos cuesten dinero o a ser sorprendidos por cargos, cuotas o malos ratos. No importa cuán pequeña sea la letra es fundamental leer cada parte de los contratos… y si no los entiendes es obligación de la institución financiera explicártelo una y mil veces antes de firmar.

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