David Páramo

Análisis superior

David Páramo

15 Jul, 2016

La banca y México

La historia reciente de la banca en México debe ser analizada de una manera integral para no perdernos en la coyuntura o en análisis que no reconocen el pasado y ahora pretenden obtener conclusiones que se encuentran totalmente fuera de contexto.

Quienes pretenden descalificar las declaraciones del presidente de la Asociación de Bancos de México, Luis Robles Miaja, en el sentido de que el crédito llegará hasta 40% del PIB a finales de la administración de Enrique Peña Nieto, simple y sencillamente no entienden el monumental cambio que ha vivido este sector desde finales del siglo pasado.

LA FECHA

Se debe comprender que tras la absurda estatización bancaria que se dio cuando José López Portillo ya tenía un pie en la puerta de salida de Los Pinos se vivió una época de terror. Los bancos se convirtieron en una suerte de cajas de pago de servicios públicos, no competían puesto que existían absurdos como el encaje legal que establecía cajones especiales de crédito, el cual se daba en tasas fijadas por Banco de México.

La privatización fue mala casi desde cualquier punto de vista a pesar de que apuntaba hacia el sentido correcto, es decir, regresar a manos privadas lo que siempre debió estar ahí para que hubiera mayor competencia.

Sin embargo, como suele ocurrir en muchos de los proyectos del gobierno, resultó un esquema en el cual no se promovía la entrada de nuevos competidores eficientes sino el que primero tuviera el mayor pago.

No se cambió el marco regulatorio de una manera adecuada, lo que permitió que inexpertos y delincuentes usaran la banca como si fuera el cajón de arena de su jardín de niños.

FOBAPROA

El resultado fue la salvaje crisis financiera de 1994-95 que derivó en el rescate bancario conocido como el Fobaproa. Algunos por desconocimiento y otros más por tratar de tomar ventaja política confundieron perversamente el nombre de la medicina con el de la enfermedad.

Se tuvo que renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte y la Ley de Inversión Extranjera para permitir que este sector pudiera tener inversión extranjera hasta el ciento por ciento del capital.

A pesar de las críticas, el tiempo dio la razón a quienes tomaron esta decisión, puesto que no sólo se logró la recuperación del sector, que estuvo muy cerca de una nueva estatización, sino que comenzó una época que nos ha traído hasta este punto.

Los bancos no únicamente fueron capitalizados sino también llegaron administraciones mucho más eficientes. Por otro lado la regulación cambió radicalmente hasta lograr que la banca mexicana sea una de las más sólidas e incluso ejemplar para otros sistemas financieros. Los bancos en México son de los muy pocos que cumplen con los requisitos de Basilea III, lo que no ocurre en la matriz de los bancos que tienen capital en el país.

Al mismo tiempo se decidió abrir la competencia en varios sentidos: se permitió la entrada de nuevos competidores que han hecho que se pasara de 18 a 51 instituciones que no sólo compiten entre ellos sino contra otros otorgantes de crédito con menores niveles de regulación.

BRECHA

Cuando Peña recién llegó a Los Pinos la convicción de su secretario de Hacienda, Luis Videgaray, era que los bancos prestaban poco y mal, que su participación en la economía mexicana era pobre.

El tiempo y conocimiento se encargó de ir poniendo las cosas en su lugar. Se comprendió que, por ejemplo, se requerían una serie de modificaciones al marco jurídico y regulatorio para fomentar la competencia con temas como la subrogación de créditos que ha permitido una gran flexibilidad.

También se ha trabajado en una mayor y mejor bancarización, el tema ya no es que la banca llegue a más personas sino que se vayan sofisticando los esquemas a favor de los usuarios.

La participación de la banca, que hoy da los créditos a las menores tasas de la historia, como impulso de la economía interna es evidente. AMIA y AMDA reconocen que una buena parte de las ventas históricamente altas se explica por la gran cantidad de créditos en tasas que han disminuido en una tercera parte en menos de un lustro.

Así las cosas, en justicia la banca es, sin lugar a dudas uno de los grandes motores de la economía.

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