David Páramo

Análisis superior

David Páramo

21 Jul, 2016

Coneval contra el mundo (II)

El lunes publiqué en este espacio que el Coneval había cometido un grave error de fondo y forma al cuestionar al Inegi la medición que había hecho sobre el ingreso a los hogares.

Apunté que era grave que algunos de sus funcionarios hubieran hecho declaraciones, que reiteraron a principio de semana, de las cuales se interpretaba una intención (por lo demás falsa) del Inegi de maquillar las cifras de pobreza para hacer creer que en el país éramos menos pobres.

Que era inaceptable y vergonzoso que una institución del Estado mexicano atacara a otra infundiendo la idea falsa de que el Inegi estaba dando intencionalidad política a las mediciones que realiza, puesto que no sólo daña al objeto de sus críticas sino a ellos mismos.

Ayer, el secretario de Desarrollo trató de desactivar la disputa llamando a un diálogo ordenado; sin embargo, parece que llegó tarde. El chairismo ya anda haciendo peticiones en contra del Inegi y los legisladores, tan buenos para subirse a cualquier miseria para generar escándalo, ya pidieron la comparecencia de los titulares de ambos organismos.

Los revolucionarios de las redes sociales y quienes tienen el placer morboso de ver al país sumido en la desgracia ya hicieron su juicio sumario: el Inegi disminuyó la pobreza en el papel; jugó a favor del gobierno y se prestó a una confabulación.

Aquí es muy importante destacar que el país ha entrado en un camino en el que no importan las razones: lo único que creemos es aquello que va con nuestra manera de ver el mundo. Todo lo que sale de ese parámetro es producto de la mentira, complot o la corrupción de las fuentes.

MENTIRA

Parecería que a nadie le importa que el Inegi haya informado con un año de antelación que realizaría cambios a la encuesta con el objetivo de hacerla más precisa, es decir, de dar a otras instancias como el Coneval mejores datos estadísticos para la toma de decisiones.

En junio del año pasado se informó de estos cambios sobre la encuesta que se levantó a partir de noviembre, en la que se busca que las respuestas sean más precisas y dejen de suponerse datos.

El Inegi considera que fue un error no hacer una mayor difusión sobre estos cambios que, como publicaron en el comunicado de prensa, generaron que algunos desinformados creyeran que se trata de una sorpresa.

Al Inegi no le corresponde ninguna clase de interpretación de las cifras estadísticas. Para ellos es totalmente neutro si resulta un dato u otro, es decir, lo único que debe cuestionarse es si el método de medición es o no más preciso.

El Coneval, como todos aquellos que se han subido al tren de la crítica, no ha hecho ninguna observación sobre el mecanismo de medición. No les gusta el resultado porque no se ajusta a la interpretación que tienen de la realidad.

Suponiendo, sin conceder, ¿estarían tan enojados si el cambio de metodología hubiera arrojado que la pobreza era mucho mayor a la estimada? Por supuesto que no, los irresponsables del Coneval y la chairada son admiradores de que haya una mayor pobreza.

Parecería que es motivo de afrenta para las buenas conciencias que los mexicanos sean menos pobres cuando se hace una medición con mejores datos. Se trata, a no dudar, de una gran noticia. Bueno, a no ser que se viva de los pobres.

En el fondo, ¿cuál es la obsesión de lamentar que los mexicanos más pobres en realidad tienen más de lo que parece?

REVISIONES

Desde el mismo lunes señalé en este espacio que atrás de la falta de institucionalidad y bajeza de los miembros del Coneval había una grave irresponsabilidad. Desde el punto de vista institucional, deberían realizarse convenciones para ajustar las metodologías y ponerse todos, como debe ser, en favor de los mexicanos.

De hecho, hay graves dudas sobre las mediciones exóticas que hace el Coneval con base en una gran cantidad de suposiciones.

El Coneval tuvo tiempo, un año, para ajustarse a los cambios que, eventualmente, se darían, pero optaron por la vía de la mezquindad y prefirieron el escándalo a cumplir con su trabajo en tiempo y forma.

Y, finalmente, lo lograron, el tema se convirtió en un escándalo en el cual ya participan legisladores y los que buscan cambiar el mundo subiéndose al tren del mame y firmando tantas peticiones como les parezcan políticamente correctas.

Quedan, por lo menos, dos preguntas: ¿hicieron algo en favor de los pobres? ¿Alguien gana algo?

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