CIUDAD DE MÉXICO.- 1957, 1985 y 2017. Años en los que la capital del país fue víctima de sismos que redujeron a escombros edificaciones aparentemente fuertes y sólidas.
¿Por qué entonces no le pasa nada a la Torre Latinoamericana, si de un simple vistazo se puede asumir que no se encuentra en condiciones para aguantar un terremoto?
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Diseñada por los arquitectos Augusto H. Álvarez y Alfonso González Paullada e inaugurada el 30 de abril de 1956, la Latino mide 181 metros de altura, pesa 24 mil 100 toneladas y en su interior alberga 44 pisos.
Para darle cimientos a la edificación, se enterraron 361 pilotes de concreto reforzado a una profundidad de 33 metros, y arriba de estos fue construida una base de concreto que hace las veces de cámara de flotación.
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Es un diseño que, respaldado por materiales como acero y aluminio en la estructura, le permite al rascacielos aligerar su peso real y ondearse en dirección contraria a las ondas sísmicas, durante un movimiento telúrico.
La Latino ha recibido varias condecoraciones desde su inauguración y se mantiene como un símbolo de modernidad de la Ciudad de México.
*Imágenes: Especial.
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