Marco Gonsen

Memoria Flash

Marco Gonsen

15 Nov, 2017

280

 

Un día soleado y fresco de 2006, un grupo de emprendedores disfrutaba comida mexicana en un parque de juegos infantiles de San Francisco, California, donde acordaron reunirse para llevar a cabo una lluvia de ideas con un solo objetivo: reinventar la compañía en la que trabajaban.

A los convocados, integrantes de una startup de podcasting llamada Odeo Inc., les preocupaba que esta empresa no fuera capaz de resistir a mediano o largo plazo la competencia de pesos pesados tipo Apple. Por tanto, les urgía definir un rumbo innovador.

Para tal fin se dividieron en equipos y discutieron lo que se les fuera ocurriendo. En uno de ellos estaba el entonces joven ingeniero Jack Dorsey, quien súbitamente se inspiró a tal grado que todos sus compañeros interrumpieron su lunch para escucharlo.

Su idea era de una sencillez revolucionaria: crear una plataforma de envío de mensajes instantáneos para conectarse con otras personas en forma breve y rápida. Una en la que no se necesitara pensar mucho sobre lo que se estaba haciendo: simplemente escribir y enviar.

De aquella idea seminal nació Twitter y así lo recuerda Dom Sagolla, cofundador de ese sitio de microblogging y uno de los asistentes a aquella sesión. En un texto publicado en internet el 30 de enero de 2009, Sagolla describe cómo aquel proyecto estableció desde el principio el límite de 140 caracteres para cada mensaje, retomado a su vez del máximo de 160 que permiten los SMS telefónicos. El propio Dorsey lo rubricó así en la noche del 8 de febrero de 2007:  “Uno podría cambiar el mundo con ciento cuarenta caracteres”.

Este tuit motivó a Sagolla a escribir el libro 140 Characters: A Style Guide for the Short Form (Editorial John Wiley, 2009), el cual se proponía, modestamente, ser usado metafóricamente como una especie de manual para acampar o viajar en la nueva red. O, más poéticamente, para descubrir un nuevo género de literatura, apta para una audiencia al mismo tiempo voraz y con déficit de atención.

Sagolla defiende la creatividad expresada desde el primer mensaje telegráfico en código Morse (“¿Qué ha creado Dios?” de 1844), pasando por el “Feliz Navidad” que inauguró los SMS en 1992. Pero el mayor ejemplo de aforismo tech es otro tuit de Dorsey de 2009: “Mi vida es mi mensaje”.

De esta forma, Sagolla sostiene que 140 caracteres son suficientes para contener el más mundano de los pensamientos o la mayor de las citas inspiradoras. Él mismo se avienta una: “Emerge como ese escritor que tú siempre quisiste ser: claro, conciso, expresivo y único. Conviértete en un mejor escritor porque un día lo necesitarás”.

El problema es que no todo mundo asimiló tal capacidad de síntesis. Varios tuiteros adoptaron la modalidad de dividir un mensaje en varias partes, haciéndolo constar por medio de números romanos que indicaban su seriación. Otros recurrieron a aplicaciones web de terceros como TwittLonger para no verse limitados en su prosa, por medio de ligas o screenshots que permitían ampliar la longitud de los textos.

Con el tiempo, Twitter ideó mecanismos para estirar hasta donde se pudiera el número de caracteres y facilitar la interacción, como la posibilidad de etiquetar o retuitear a otros usuarios sin que sus nombres y arrobas restaran letras al mensaje central, así como el compactar ligas de enlaces adjuntos. Pero ningún cambio había sido tan radical como el de incrementar a 280 el número de caracteres en cada tuit, ensayado primero en algunos usuarios desde el 26 de septiembre y extendido a casi la totalidad de ellos desde el pasado 7 de noviembre.

No se trata, sin embargo, de una decisión improvisada. En septiembre de 2015, la reportera Yoree Koh reveló en The Wall Street Journal la existencia de un grupo interno dentro de Twitter llamado “140 plus”, que desde entonces evaluaba romper aquel legendario techo.

Ese equipo fue encabezado por el propio Dorsey, con un par de meses de haber regresado a esa compañía. En su calidad de director interino, en ese momento tenía la encomienda de captar nuevos adeptos, reanimar las cuentas inactivas y lograr que los usuarios únicos permanecieran más tiempo en la plataforma a fin de monetizarla mejor.

Cuestionado en Twitter sobre los 280 caracteres, Sagolla descartó jocosamente que tenga planeado renombrar su libro, el cual, irónicamente, comienza con esta cita del filósofo francés Blaise Pascal:  “Sólo hice más largo el texto porque no tuve el tiempo de hacerlo más corto”.

marco.gonsen@gimm.com.mx

 

 

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