Alicia Salgado

Cuenta corriente

Alicia Salgado

27 Jul, 2023

Impuestos, el sobrepeso en la tarifa de avión

Pese a las múltiples turbulencias que ha enfrentado la aviación de nuestro país, esta industria es de las más competitivas de América Latina y otras regiones para el traslado de personas y mercancías, de acuerdo con los registros de la IATA que, además, aporta a los gobiernos y aeropuertos una enorme cantidad de recursos, aunque a cambio recibe márgenes que le parecerán increíbles. Aquí no hay otros datos más que los oficiales.

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) dio a conocer que en junio, la inflación sobre el transporte aéreo bajó 4.14% anual y, aunque en julio, el transporte aéreo tuvo un alza de 15.82% por la temporada de vacaciones, en el promedio acumulado de este año no supera 3.1%, lo que significa que las empresas han aumentado el acceso a nuevos viajeros sin los incrementos observados en otros sectores.

La preferencia de las personas por el transporte aéreo, que hoy es diametralmente más accesible, se ve materializada en que México tiene una conectividad histórica, basta saber que hay más de 220 rutas aéreas dentro del territorio nacional y que las cifras de movimiento de pasajeros van en aumento, tanto que el 2023 promete cerrar con un nuevo récord que, seguramente, rebasará los 110 millones de viajeros atendidos en territorio mexicano.

Esto, no obstante, los embates de coyuntura internacional como los precios del petróleo, restricciones de países por visados o por espacios limitados para operar en sus aeropuertos o producto de decisiones y deficiencias gubernamentales que inhiben el fortalecimiento de este sector estratégico, entre ellas, la degradación de categoría en seguridad aérea de la autoridad aeronáutica de México ante la de Estados Unidos, los altos impuestos, los elevados derechos por uso del espacio aéreo y por el uso de aeropuertos, iniciativas de ley carentes de respaldo en prácticas internacionales, así como la ausencia de una política aeronáutica de Estado de largo plazo que genere desarrollo sostenible y certidumbre a las inversiones para la explotación de más rutas y una mayor generación de empleos.

Con datos de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), se sabe que, entre 2018 y 2023, las aerolíneas a nivel mundial aportaron 380 billones de dólares en impuestos y cargos, mientras que sus ganancias netas por cada boleto vendido no sobrepasaron los 2.25 dólares.

En México, y seguramente estos datos los conoce el titular de la SICT, Jorge Nuño, con datos de IATA y en comparación internacional que nos deja en el último lugar, 44% de los cargos registrados en un boleto pagado corresponde a la Tarifa de Uso de Aeropuerto (TUA) y el IVA. Eso sin considerar otros cargos y por ejemplo que las aerolíneas pagan al fisco un derecho por cada vuelo que usa el espacio aéreo, cargo que se paga al Seneam.

Hablando de la turbosina, la IATA reveló que en la tercera semana de julio el combustible tuvo un incremento de 10.3% en América Latina respecto del mes anterior, porcentaje que no se vio reflejado en el costo de los boletos.

La TUA que cobran los aeropuertos en México es de las más altas a nivel global, siendo que la infraestructura no corresponde a los márgenes obtenidos por la mayoría de los aeropuertos, no sólo los concesionados a privados, sino también el propio AICM, por ejemplo, que está impedido en realizar una cirugía mayor porque sigue cargando con la deuda de la cancelación del aeropuerto de Texcoco.

Cada pasajero que pisa un aeropuerto para salir de viaje en nuestro país paga ese peaje forzoso en donde el cliente no tiene derecho a reclamos, reembolsos o compensaciones cuando las instalaciones o los servicios son deficientes o insuficientes.

La Procuraduría Federal del Consumidor, a cargo de Ricardo Sheffield, está muy al pendiente de las aerolíneas y los derechos del viajero, pero su intervención no incluye una vigilancia y medición de los servicios que están a cargo de los aeródromos. Hasta junio de este año, el promedio de la TUA para vuelos nacionales fue de 520 pesos y para salidas al extranjero de 734. Y no comentemos el cobro a los visitantes internacionales del Derecho de No Inmigrante (DNI), que se va a financiar el Tren Maya, pero que se incluye en los boletos de avión expedidos por las aerolíneas.

Altos costos de combustible, impuestos, cargos, derechos, sin incentivos ni subsidios, ausencia de política aeronáutica, muchas obligaciones, todas son externalidades retadoras… y, sin embargo, es una industria que sigue dando la batalla con precios competitivos que obvio serán más accesibles cuando los usuarios anticipen sus viajes. Las compras “de último minuto” aquí y en todo el mundo, siempre serán con precios más altos. Se le llama tarifa dinámica.

 

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