Alicia Salgado

Cuenta corriente

Alicia Salgado

6 Oct, 2023

Mexicana, sin viabilidad sin modificar tarifas aeroportuarias

No sólo es la TUA, es el régimen tarifario de los grupos aeroportuarios, privatizados a finales del siglo pasado, el que ha sido severamente cuestionado año tras año por las aerolíneas y participantes en el sistema de aviación civil. Pero ha sido sorpresivo que la demanda de revisión de esas condiciones sólo haya tenido eco en esta administración y faltando un año para que termine el sexenio.

Ayer le adelanté lo que pasaría. Evidentemente el desplome del valor de mercado de los tres grupos aeroportuarios privados en México (OMA, Asur y GAP) no se hizo esperar, pues el mercado sabe que, cuando se apunta el dardo de cambio regulatorio en el gobierno del presidente López Obrador, no espera tiempos contractuales de concesiones, sino otro tipo de razonamientos.

¿Tienen razón en cambiar la regla? Pues sí… El valor total consolidado de los tres grupos aeroportuarios privados en México (Asur, GAP, y OMA) es de aproximadamente 366.5 mil millones de pesos (mmp), mientras el valor total consolidado de las tres aerolíneas más grandes de México (Volaris, Aeroméxico y Viva Aerobus), asciende aproximadamente a 61 mil 500 mdp.

En otras palabras, el valor conjunto de los tres grupos es de casi seis veces más que el valor de las tres aerolíneas más grandes de México juntas.

Esa realidad hoy se puso sobre la lupa porque Mexicana, la aerolínea del Estado, que encabeza el general Sergio Montaño, en el diseño de sus 17 rutas y salidas del AIFA a los distintos aeropuertos, ha probado las hieles de las tarifas de los grupos aeroportuarios. Son familias de tres mil o más tarifas y, bueno, el Estado sí tiene facultad para regularlas y puede hacerlo a través de la AFAC.

Ahora que Mexicana opere tendría que pagar a los aeropuertos las rentas, los servicios aeroportuarios y la Tarifa de Uso de Aeropuerto (TUA) y justo eso explica el oficio que les llegó a los tres grupos y del que dieron cuenta las emisoras al mercado de valores, advirtiendo que fueron notificados de un cambio en la base tarifaria ordenada por la AFAC, al margen de lo dispuesto en sus títulos de concesión y la revisión quinquenal para acordar los cambios tarifarios.

No se conoce la propuesta, pero no parece lógico que el grupo aeroportuario más pequeño, OMA, vale más (62 mmdp) que las tres aerolíneas juntas. Lo que sí es criticable es que, de manera unilateral, sin claridad ni negociación, les avisen del cambio de reglas en su concesión, lo que ha provocado una caída impresionante en el valor de mercado de los grupos.

De hecho, para incentivar el uso del AIFA, se platicó con los grupos para realizar un esfuerzo en términos de ingresos y valor, pero no hubo respuesta, puras largas.

Sabemos que Jorge Nuño, titular de la SICT, ha revisado la estructura de sus ganancias y también que la intención de “regularlas” se conocía de tiempo atrás, pues en cada revisión quinquenal no sólo era problema negociar la construcción de infraestructura para mejorar las concesiones, sino la de tarifas. ¡La TIR los delató!

El sistema aeroportuario en México padece de vicios estructurales que tarde o temprano deben arreglarse y es que en la aviación del país los aeropuertos viven en abundancia mientras que las aerolíneas, irónicamente, no.

¿En qué estamos mal? En la mayoría de los países, sobre todo aquellos con gran infraestructura aeroportuaria, los ingresos principales de los aeropuertos provienen de conceptos no aeronáuticos, es decir, de los locales comerciales, la publicidad, restaurantes, duty free, etcétera, y el menor de sus ingresos se compone de los servicios que cobran a las aerolíneas y a los pasajeros.

En México estamos al revés, porque alrededor de 60% de los ingresos de las terminales aéreas proviene de los cargos a las aerolíneas y la TUA de los pasajeros. El esquema debería cambiar para que los aeropuertos sigan siendo rentables, pero no a costa de las aerolíneas y las altas tarifas de TUA, que encarecen los boletos de avión. Pero, sobre todo, México realmente carece de una política aeronáutica sólida, que no se reinvente ideológicamente con cada cambio de gobierno. ¡Eso nadie puede negármelo!

 

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