Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

13 Jun, 2019

¿Cuánto más aguantaremos esto?

Nadie pone en duda hoy, al margen de la posición política de cada uno, que las cosas en materia de la gobernación que está llevando a la práctica este gobierno, van de mal en peor. Para decirlo de manera coloquial, sólo faltaría que le crecieren los enanos.

Donde apriete uno, brota pus; sea por incapacidad e inexperiencia de quienes integran el Gabinete en la posición que sea —sin eximir de lo anterior al mismo Presidente—, o por la ideologización extrema y enfermiza de la cual hacen gala de manera permanente todos ellos, sus decisiones y actos, así como las políticas públicas pésimamente diseñadas y peor aplicadas, dan risa por no decir lástima.

De hacer un balance de estos primeros seis meses, el resultado sería negativo y con miras a empeorar; los problemas que nos han acompañado desde hace decenios, lucen hoy más graves que ayer. Las cosas que los triunfadores hace un año afirmaron enfrentarían han empeorado como resultado de las malas decisiones y la falta de capacidad y experiencia de quienes, con una soberbia peligrosa, mandaron a la calle con una patada en el trasero como liquidación, a miles de servidores públicos con años de experiencia y conocimiento especializado.

Hoy, en no pocas áreas de las estructuras del sector público federal pululan los recién llegados cuyo único mérito, inútil sería intentar siquiera negarlo o disfrazarlo, es un falso izquierdismo y una inventada sensibilidad social los cuales, con el primer cheque recibido, desaparece de inmediato y aparece, vivita y coleando, la envidia social acumulada durante años junto con las frustraciones por una vida mediocre plagada de fracasos académicos y profesionales, que sólo les permitió acumular un largo rosario de clichés desgastados y fuera de época.

Ante lo que describo de quienes hoy dicen gobernar, ¿qué futuro nos espera en el corto plazo? ¿Acaso hay quién en su sano juicio y dos dedos de frente, se atrevería a afirmar que vamos por la ruta correcta? ¿Quién en el colmo de la audacia afirmaría que con esta gobernación llegaremos a buen puerto?

¿Cuánto más aguantaremos? ¿Cuánto faltaría para que los asistentes a los mítines donde López todavía es adorado empezaren a abuchearlo por incumplir las promesas de dádivas mil? ¿Qué veríamos cuándo miles de quienes aún babean ante el nuevo Mesías, lo rechazaren como si fuere el Anticristo al haberse dado cuenta que lo prometido fue, un instrumento perverso para obtener su voto?

¿Acaso hay tanta ingenuidad entre los que rodean a López, que piensan que eso jamás sucederá? De pensar que sí, evidenciarían su desconocimiento de la política real y de la forma de pensar de quienes por el interés de vivir a costa del erario son capaces de las cometer las peores indignidades. Por eso la pregunta del título la cual, si bien no habría que responderla ahora, al menos deberíamos empezar a considerarla como un reto que se nos presentará a corto plazo.

Entendamos y aceptemos que no hay experiencia exitosa en país alguno donde, las promesas incumplibles del candidato que luego encabeza un gobierno sin recursos permitan llegar a buen puerto. De ahí la pregunta del título.

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