Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

11 Feb, 2020

De haber habido racionalidad, ¿dónde quedó?

 

 

Una de las mercancías que se tiene en alta estima en la era de las economías abiertas y la incorporación a la globalidad es, no otra que la racionalidad en el manejo de la economía, y en las decisiones que se toman desde la gobernación. 

En las economías cerradas aquella mercancía es irrelevante, y poca atención se le presta; cuando algún problema surge –en la economía o la política–, nada de llevar a cabo análisis rigurosos que permitirían conocer las causas del problema y con ellas sentar la base de las soluciones. Dado que el Poderoso en turno sabe todo de todo, ¿qué análisis se requeriría si él, en su inmensa sabiduría, tiene todas las respuestas y posee todo el conocimiento?

Lo dicho en los dos párrafos anteriores es, para alguien medianamente informado de lo que significa la gobernación, una serie de perogrulladas; es decir, obviedades. Sin embargo, no falta quien, en una economía abierta, pretenda darle vuelta a la rueda de la historia y conducir la gobernación como si el modelo económico fuere el del antepasado, el de una economía cerrada.

Alguien podría decirme, Ángel, eso es imposible. Sin embargo, por encima de lo que pudiéremos pensar, la parte aceda de la gobernación de un tirano, en los tiempos que corren, es más grande de lo que imaginamos. Simplemente, vea el caso de Cuba, Nicaragua y Argentina para no meternos en otros países.

En una economía abierta, las decisiones producto del “me late” o del “feeling” son, para decirlo claro, soberanas estupideces cuyo precio a pagar por el país y sus habitantes, es altísimo; es de tal magnitud, que su monto castiga a varias generaciones.

Por otra parte, ¿a quién en verdad interesa y preocupa, que se deje de lado la racionalidad cuando el modelo económico prevaleciente es el de una economía de mercado, y el país un actor relevante en la escena global?

La respuesta, debo admitirlo, duele: ¡Prácticamente, a nadie!

Dicho de otra manera, ¿por qué dejar de lado lo más importante –la racionalidad y el análisis objetivo– en una economía abierta, para colocar en su lugar la toma de decisiones basada en el capricho y el voluntarismo?

El tema –¿análisis racional versus caprichos?– ha ocupado, durante los últimos cuarenta o cincuenta años, el tiempo de no pocos estudiosos de la gobernación; también, la experiencia acumulada al respecto no es menor.

Decenas –por no decir centenas– de fracasos de gobernaciones llevadas a la práctica por autócratas de derecha e izquierda están a la vista de todo interesado en el tema.

Los países que mencioné arriba y los años de la Docena Trágica mexicana serían, la mínima aportación latinoamericana para el que quiera ver lo que no debe hacerse desde la gobernación.

Sin embargo, ya en la apertura, surge el aspirante a salvador de su pueblo que está convencido –dada su megalomanía–, que él sí derrotará a la realidad y en consecuencia, hace a un lado toda sensatez y se lanza a gobernar con la víscera, no con la neurona.

En los tiempos que corren, es más que evidente, que lo que padecemos en México es ejemplo casi perfecto de lo señalado en los párrafos anteriores. ¿Rectificará YSQ? Por favor, no sueñe.

 

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