¿Por qué Grecia debe importarle a México?

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Aquí te explicamos y te brindamos los elementos para que puedas tomar decisiones en esta coyuntura. Foto: Numérico
Aquí te explicamos y te brindamos los elementos para que puedas tomar decisiones en esta coyuntura. Foto: Numérico

El peso abrió en mínimos históricos esta pasada, con el dólar por arriba de los 16 pesos en algunas casas de cambio. Todos hemos escuchado en los noticieros que se debe a la crisis griega, pero realmente ¿qué está pasando? Aquí te explicamos y te brindamos los elementos para que puedas tomar decisiones en esta coyuntura.

Grecia es, por tamaño, la economía 44 del mundo; con un Producto Interno Bruto (PIB) que apenas alcanza a cubrir una quinta parte del PIB mexicano. ¿Por qué tanto alboroto por la crisis de deuda que atraviesa? Las consecuencias económicas del desenlace de esta crisis son difíciles de prever, y es precisamente esta incertidumbre lo que pone nerviosos a los mercados globales, y con ello, a todo el mundo. Por si fuera poco, las consecuencias políticas no sólo impactan a los griegos, sino también a ese proyecto llamado Unión Europea (UE) que ha tratado de garantizar estabilidad, desarrollo y paz al continente europeo. En esta entrada nos proponemos explicar las causas que nos han traído a este punto y explorar sus posibles consecuencias.

La tragedia griega

Desde su ingreso a la Eurozona en el año 2001, los griegos presentaron un déficit en su hacienda pública (es decir, su gobierno gastaba más de lo que podía recaudar en impuestos y generar con proyectos productivos) que se iba cubriendo con deuda, pero que se reportaba engañosamente a la UE; así fueron acumulando una deuda que hoy en día les es muy difícil de pagar.

En 2012, con el fin de evitar un default (imposibilidad técnica de pagar a sus acreedores) una parte de la deuda fue cancelada. Casi todo el resto fue absorbido por tres instituciones: el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y la Unión Europea (conocidas como la Troika). Estas instituciones proveerían de efectivo al país heleno y liquidez a sus bancos durante un periodo transitorio. A cambio de esta ayuda, Grecia tuvo que llevar a cabo rigurosas reformas que tenían por objetivo reducir su déficit hacendario (antes del servicio de deuda) de 12.7% en 2009 a 0% en 2014. Si bien esto logró equilibrar las finanzas públicas griegas, tuvo también efectos recesivos de magnitud imprevista: la actividad económica griega se contrajo 25% en ese periodo, ocasionando que uno de cada cuatro griegos en edad productiva esté desempleado.

Esta contracción en su economía y las rigurosas medidas de austeridad requeridas para reducir el déficit causaron gran descontento social. El gobierno de corte técnico que había sido elegido para llevar a cabo la dolorosa tarea de reducir el gasto público enfrentó una crisis social que tuvo que ser atendida con la convocatoria de nuevas elecciones, donde Syriza, una opción política de izquierda radical que promovió como plataforma eliminar la austeridad y no ceder ante los requerimientos de la Troika, resultó ganadora. Desde su elección, este gobierno se ha abocado a conseguir una renegociación de la deuda griega, solicitando una quita y la consiguiente eliminación de las medidas de austeridad. Sus acreedores se han negado a dicha renegociación y por el contrario solicitan mayor austeridad para continuar ayudando al Estado griego. Estas posiciones han sido irreconciliables hasta el momento.

En medio de estas negociaciones, el gobierno griego anunció que convocaba a un referéndum donde consultaría a los ciudadanos sobre aceptar o no la propuesta de renegociación de la Troika. Con un voto polarizado pero claro, los griegos decidieron este domingo rechazar el plan de las instituciones financieras internacionales, lo que abre discusiones en todo el mundo sobre el futuro de la región. Se suma la dimisión del controvertido ministro de Finanzas griego, que había logrado que sus pares de la región lo rechazaran como interlocutor válido por sus formas de negociación. Este movimiento se ve como un intento de Grecia por permanecer en pláticas con sus acreedores.

SIete cosas que debes saber sobre el referendum griego

¿Cuestión de dinero?

Grecia no es el único país con una deuda externa que compromete su PIB. Comparativamente tampoco es el país europeo con el mayor monto de deuda: mientras los griegos no alcanzan los 1,000 millones de euros, los italianos ya sobrepasaron los 7,000  millones. La deuda griega es de alrededor del 3% del PIB de la unión monetaria europea: una cantidad tan pequeña no afecta considerablemente los compromisos financieros y presupuestales de la Unión.

Sin embargo, el significado político que la acompaña puede determinar en gran medida el futuro de Europa. Una quita de la deuda reforzaría a los movimientos de izquierda del continente, que utilizarían la promesa de condiciones semejantes a las del acuerdo griego para sus propias deudas, lo que pondría a las finanzas del grupo en aprietos. Además, los partidos gobernantes en las economías más fuertes de la región verían mermado su poder político al interior de sus países si mostrasen signos de debilidad en la disciplina fiscal buscada para el Eurogrupo.

A pesar de ser una unión económica y política, los distintos actores en esta coyuntura persiguen objetivos distintos. Angela Merkel y François Hollande buscan mantener el poder en sus países, de la mano de una fuerte presencia controladora en el Eurogrupo. Los miembros de la Troika no cederán en las condiciones impuestas para el apoyo financiero, pues implicaría reconocer que sus medidas son poco prácticas y generadoras de rechazo social. Syriza, como cabeza del gobierno griego y símbolo del movimiento indignado contra las medidas impuestas por la Troika en Europa, y en general en el mundo entero, busca generar suficiente fuerza política para negociar con sus acreedores, presionando con retirarse de la UE y ampararse en alguna de las potencias rivales: Rusia o China. Así, lo que parecía ser un proyecto de integración y estabilidad puede convertirse en una pesadilla de dimensiones globales.

El oráculo de Delfos

Para explicar las posibles consecuencias de la salida de Grecia de la zona del euro o de una nueva quita hemos creado dos escenarios: Grexit y El perdón. A continuación los describimos.

El perdón (probabilidad calibrada: 55%): Con el apoyo decidido de Francia y del Fondo Monetario Internacional, y con el pesar de Berlín, una parte significativa de la deuda griega es perdonada. “La respuesta a los problemas europeos siempre ha sido la solidaridad”, declara Merkel, quien tiene que enfrentar a la oposición en su país por la debilidad en las negociaciones. Nuevos programas de inversión son anunciados para Grecia, aunque deben pasar por un nuevo plan económico que atraiga a los inversionistas extranjeros.

La Unión se fortalece: planes para una mayor integración son anunciados como prevención para que no se repitan los errores del pasado, sin dejar de lado los controles a las finanzas nacionales. Los mercados se tranquilizan gradualmente mientras la zona del euro continúa su recuperación económica.

No todo es color de rosa, sin embargo. En España, Podemos gana mayor influencia política; siguiendo el ejemplo de Syriza busca renegociar la deuda española, que para efectos prácticos es mucho mayor que la griega. En Italia también buscan un recorte de su deuda y la Troika debe empezar a replantear algunas medidas. Después de la agitación y de una gran renegociación de la deuda de la zona del euro; el río vuelve a su cauce. La Unión se estabiliza aunque quedan en la puerta los movimientos independentistas que ven en la victoria de Syriza el símbolo de respaldo a su lucha. Falta mucho camino por andar.

Grexit (Probabilidad calibrada, 45%): El Banco Central Europeo decide cortar la liquidez de emergencia a los bancos griegos. El sistema bancario griego se ve en serios aprietos; su gobierno se ve en la necesidad de acuñar su propia moneda y el dracma vuelve. Aún en el seno de la zona del euro, Grecia posee dos divisas: impone controles de capital más estrictos aunque el default es inminente. El gobierno griego incumple el pago al BCE el 20 de julio y abandona la zona del euro de facto en las siguientes semanas.

Los meses que siguen son tenebrosos para Grecia: hiperinflación, ajustes fiscales brutales y una depresión más profunda golpean los bolsillos de sus habitantes. El gobierno de Syriza cae. Un nuevo gobierno, ahora de la derecha conservadora y con un amplio gabinete técnico, gana las elecciones.

Europa no lo tiene fácil tampoco: los argumentos de los euroescépticos toman fuerza, el nacionalismo se exacerba. Europa entra en recesión nuevamente y el mundo, que no se ha recuperado del todo de la Gran Recesión, le sigue. La Reserva Federal de Estados Unidos prorroga el alza en su tasa de interés. Los agentes del mercado se refugian en el dólar, el franco suizo y el oro. Con ello, el peso se desliza hasta cotizar 17 pesos por cada dólar.

En el mediano plazo, un acercamiento de Grecia a Rusia y China pone a la OTAN más nerviosa que nunca, mientras hay esfuerzos por hacer que Turquía ingrese a la UE en medio de la crisis económica. Los sueños de una unión política más profunda en Europa están tocados. Las potencias regionales comienzan a ver por sí mismas abandonando poco a poco el proyecto de integración.

¿Y México?

El impacto para México estará en la depreciación del peso. Si el escenario Grexit se concreta, los capitales y divisas del mundo se moverán a activos más seguros, como el dólar y el oro. Como explicamos en una entrada anterior, el peso deja de ser atractivo para los inversionistas en medio de una crisis. Un reacomodo de la oferta turística (haciendo que los europeos decidan visitar Grecia por ser mucho más económico que otros países del mundo) impactaría en el crecimiento de la economía mexicana apenas de manera marginal. Por otro lado, un perdón a la deuda griega estabilizaría al euro y fortalecería brevemente al peso, sin embargo, en el  largo plazo podría sentar precedentes para otros países europeos endeudados.

Como puedes ver, los sucesos del otro lado del mundo impactan en nuestro país. En una economía global tan interconectada como la que vivimos actualmente, no basta con poner atención a las condiciones de nuestro mercado y a las acciones de nuestro gobierno: muchas veces están limitadas por los mercados internacionales. Además, las decisiones económicas de los políticos no siempre estarán fundamentadas en argumentos técnicos. Puedes aprender a leer el entorno para prever situaciones como ésta y utilizarlas en tu favor.

Numérico agradece la colaboración de Adrián Fragoso en la obtención de datos y elaboración de visualizaciones para esta entrada.

Aclaración:
El contenido mostrado es responsabilidad del autor y refleja su punto de vista.
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