Carlos Velázquez

Veranda

Carlos Velázquez

20 Jun, 2022

Lo que está dejando el covid-19 en la mente de los viajeros

 

Quizá sea muy pronto para identificar todo lo que cambió definitivamente en el sector turístico debido a no sólo a la crisis económica, sino a los traumas que está dejando la pandemia de covid-19, que no ha terminado, pero ya no se ve como sinónimo de muerte.

Si después del ataque a las Torres Gemelas en 2001 aparecieron medidas de seguridad en el espacio aéreo que siguen activas, como el blindaje de las cabinas de los aviones, ahora las exigencias de las pruebas se va retirando, como sucederá con los cubrebocas.

Desde hace meses en muchos estados de la Unión Americana, Texas, por ejemplo, el uso de la máscara es visto como una actitud neurótica o indicio de que el portador de la misma padece la contagiosa enfermedad.

En todo caso, son bienvenidos los esfuerzos como el que hizo el Centro de Investigación y Competitividad Turística de la Universidad Anáhuac (Cicotur) que dirige Paco Madrid, quien presentó un documento sobre las actitudes de los viajeros mexicanos en la etapa poscovid-19.

Él mismo resintió una menor participación de asistentes digitales el día de la presentación, respecto a otros eventos que había hecho, pues la gente otra vez quiere asistir e interactuar.

A través de una encuesta levantada entre mil 266 personas, el Cicotur encontró que la higiene, la seguridad, servicios de calidad y condiciones medioambientales están entre los atributos que exigen los pasajeros de los segmentos que viajan (C+/AB).

También, que la desintermediación no tiene marcha atrás, que el mercado mexicano prefiere destinos conocidos, que el nomadismo digital seguirá y que el turismo masivo regresa.

Todas ellas son como piezas de un rompecabezas que no se ha terminado de armar.

 

  • DIVISADERO

En su terreno. El jueves pasado, en una charla con Édgar González y Marco Guzmán, en su programa Altavoz Turismo, especulábamos sobre si las más recientes pifias le costarían la “chamba” a la titular de Turismo de Yucatán, Michelle Fridman, y dije que difícilmente el gobernador Mauricio Vila le quitaría su apoyo.

Si ya aguantó que su colaboradora dijera que a Puerto Progreso había que destruirlo y construirlo de nuevo porque no servía como destino, si tolera que las cifras del aeropuerto de Mérida vayan rezagadas en su recuperación contra Cozumel y Cancún, ¿pues qué tanto es que ahora esté empecinada en contratar a su excliente Eduardo Yarto?

Pero después del abucheo público que sufrió en un concierto de Pandora y Flans en Mérida, el viernes pasado, no sólo probó que la sociedad yucateca está indignada por sus desaciertos, sino que el respaldo de Vila ya alcanza los linderos del contubernio.

Isabel, de Pandora, hizo un reconocimiento por la presencia de la gran secretaria de Turismo, pero se quedó boquiabierta, cuando el respetable le propinó un abucheo propio de los estadios de futbol.

Vaya que le ha de haber dolido a Fridman, pues se ostenta como una suerte de socialité que sabe algo de turismo, aunque lo suyo, lo suyo son los espectáculos. No sería raro, como lo ha hecho otras veces, que se vaya a defender mostrándose como una víctima a la que atacan injustamente.

Nada que ver: contratar a los exclientes de su agencia de relaciones públicas, dar pobres resultados y ser prepotente no sólo con los empresarios turísticos, sino hasta con sus vecinos, la han convertido en una funcionaria non grata y pocos saben por qué sigue cobrando en Yucatán.

 

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