Darío Celis

Tiempo de negocios

Darío Celis

6 Ago, 2018

Los policías de Pemex y de la CFE

El virtual presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, tiene voluntad de girar de una izquierda pura y a veces radical a una izquierda más de centro, moderada y constructiva. No es un secreto que a su alrededor gravitan fuerzas dogmáticas, pero también las hay de avanzada.

Dos personajes que llevan el sosiego al tabasqueño son primeramente, por su cercanía, Beatriz Gutiérrez Müller, su esposa, y Alfonso Romo Garza-Madero, quien se perfila a ser el jefe de la Oficina de la Presidencia. Son los que más influyen en acelerar la operación cicatriz tras las pasadas elecciones.

Al segundo se le atribuye la reunión del viernes entre AMLO y el excandidato del PRI, José Antonio Meade. Por donde se le vea, fue lo mejor. Era importante mandar una señal de que atrás quedaron las rencillas con un sector de la clase política, la auténticamente honesta, y con el Banco de México. Aunque es improbable que el exsecretario de Hacienda acepte un puesto en el gobierno que está por entrar, el mensaje de considerar a alguien con el perfil de Meade para integrarse a la Junta de Gobierno del Banxico calma los ánimos del equipo de Alejandro Díaz de León. Están nerviosos.

Sin embargo, que nadie se confunda. López Obrador reconoce la decencia, bondad y honorabilidad de personas como Meade, pero no por ello dará marcha atrás a las investigaciones de las rapacidades que se cometieron durante la administración del presidente Enrique Peña Nieto, cuyo efecto fue devastador.

Dos muy focalizadas están en el sector energético: Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE). No hay que equivocarnos. Las llegadas de Octavio Romero Oropeza y Manuel Bartlett Díaz a las direcciones de ambas persiguen un único fin: romper las mafias enquistadas ahí.

Pero, sobre todo, esclarecer y llamar a cuentas del desastre que dejaron las gestiones de Emilio Lozoya Austin y Enrique Ochoa Reza. Se trata de dos encomiendas políticas y temporales. La operación técnica de Pemex va a quedar en manos de Fluvio Ruiz y la de la CFE en Carlos Morales. El primero se perfila para encabezar Pemex Exploración y Producción y el segundo ya fue designado subdirector de la CFE. Serán, nos aseguran, quienes en realidad llevarán la operación de esas todavía llamadas “empresas productivas del Estado”, pero que recuperarán su estatus de “paraestatales”.

PEMEX: EXCESOS

Un personaje del que lo menos que podría esperarse de él es que ya estuviera preparado es Arturo Henríquez Autrey, que en septiembre de 2015 renunció sorpresivamente a la dirección de Procura y Abastecimiento de Pemex, el área que creó Emilio Lozoya para llevar la relación con los contratistas y asignar nuevos contratos.  Este joven pasó de ser dueño de una pizzería en Houston a alto funcionario de Pemex y de ahí a acaudalado empresario de bienes raíces y restaurantero. Es vecino de The Woodlands, la pequeña comunidad texana altamente poblada por paisanos, donde es común verlo en sus Ferrari, Lamborghini y Bentley. Sobrino de Xavier Autrey, dueño de la controvertida Agronitrogenados, la planta de fertilizantes que Pemex compró en este sexenio, Enríquez Autrey es tan sólo una muestra del botón del manejo opaco que ahora AMLO quiere revertir con el nombramiento de Octavio Romero Oropeza. Pero expedientes hay muchos más, comenzando con el de Odebrecht, que ya se va a judicializar.

NAFIN FUSIONA

Hace alrededor de un mes le reportamos que Adalberto Palma, el exrepresentante de Banker Trust en México y exvocal ejecutivo del IPAB, lidera el grupo para hacer una reingeniería de la banca de desarrollo. El todavía presidente de UNIFIM (Unión de Instituciones Financieras Mexicanas) es el coordinador de los trabajos en los que también se involucraron Eugenio Nájera y Abel Hibert, cercanísimos a Alfonso Romo, amén de otros externos, como Alejandro Reinoso, Federico Abarca y Ricardo Solís. Pues bien, le podemos adelantar que Nacional Financiera (Nafinsa), que comanda Jacques Rogozinski, y el Banco Nacional de Comercio Exterior (Bancomext), que capitanea Francisco González, se van a fusionar y que Palma se empieza a perfilar para dirigir ése que sería un trabuco en el otorgamiento de créditos y cuña para la banca comercial. De confirmarse el movimiento, quien saltaría a la presidencia de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) sería Mario di Costanzo, presidente de la Condusef.

MEADE-VIDEGARAY

Nada, que tanto José Antonio Meade como Luis Videgaray, los “compas” del ITAM y de esta administración saliente, aún no han tomado la decisión de qué harán a partir del próximo 1 de diciembre, cuando acabe el gobierno de Enrique Peña. El primero tiene ya una oferta de una institución financiera multilateral. Le habíamos dicho que del Banco Mundial, que preside Jim Yong Kim, pero también nos dicen que no hay que descartar el Banco Interamericano de Desarrollo, de Luis Alberto Moreno. Meade también podría quedarse en México. El que sí es muy probable que se vaya del país es Videgaray. Pero no tan lejos: tiene un par de ofertas en Estados Unidos. Una de un grupo financiero y otra de una universidad.

SENDA REGISTRA

El Instituto Federal de Especialistas en Concursos Mercantiles (Ifecom), que dirige María Esther Sandoval, designó ya al visitador del Grupo Senda. Se trata de José Luis Elizondo, el mismo que actuara como tal en el concurso mercantil de Vitro hace siete años. El experto debe acreditar que la compañía que preside Jaime Rodríguez y dirige Ricardo Clausse, efectivamente, carga con un pasivo de tres mil 500 millones de pesos que lo mantiene en la insolvencia. Le informé que BBVA-Bancomer, que lleva Eduardo Osuna, es el representante común de los acreedores de este operador de autotransporte de pasajeros líder en el norte del país.

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