Ya apesta

David Colmenares perdió toda credibilidad cuando descalificó a uno de colaboradores por observar que el costo de la cancelación del NAIM había superado los 330 mil millones de pesos y la Auditoría Superior de la Federación “corrigió” que sólo habían sido poco más de 110 mil millones de pesos.

El tema no es, como algunos pretenden confundir, que había una diferencia de criterio en el trabajo, sino que el titular de la dependencia, quien gusta de pasar mucho tiempo en su ciudad natal en lugar de coordinar los trabajos de la ASF, presentó un trabajo que “corrigió”, asustado por la reacción del gobierno.

Como lo señaló el Padre del Análisis Superior en su momento: mostró la poca dedicación de Colmenares, quien presentó un documento ante los legisladores que no había revisado debidamente o, una hipótesis peor, que se rajó ante la reacción del gobierno federal.

El titular de la ASF no está para servir al gobierno, sino para auditar el buen manejo del Presupuesto. En teoría, el entreguismo al poder público no debería tener cabida en este puesto. A partir de ahí todo ha sido caer para Colmenares y arrastrar a la ASF. Hasta la semana pasada no había asistido ante los diputados con el pretexto de la pandemia de covid-19, cuando parecería mucho más que no quería cumplir su obligación constitucional.

Colmenares ha convertido a la ASF en una suerte de agencia de colocaciones para parientes y amigos de los legisladores de Morena. No sólo el hermano de Ignacio Mier trabaja ahí, sino que no tiene empacho en comer públicamente con él a unos días que se presente la primera parte de la cuenta pública.

Las reacciones de la diputada de Acción Nacional, María Elena Pérez-Jaen y de la morenista Inés Parra dejan claro el grado de desesperación. La primera fue quien documentó en video el convivio entre Colmenares y Mier unos días antes de la presentación de la cuenta pública y la legisladora del partido oficial fue mucho más allá. Presentó una olla llena de ratas de plástico para impulsar sus acusaciones de que la ASF es una tapadera de corrupción en la que están coludidos los legisladores que deberían combatirla.

Colmenares ha jugado un papel muy lamentable en esta administración, como lo anticipó el PAS, desde que demostró su incapacidad, ya fuera para hacer bien una auditoría o para mantener las observaciones que habían hecho.

Su servil presencia no ayuda a la rendición de cuentas para el país, pero tampoco al gobierno al que el titular de la ASF se ha sometido sin necesidad.

La pregunta relevante es ¿por qué el gobierno ha dejado de promover esta obra que calificaron como insignia? Parecería que el Presidente ya se cansó de las promesas vacías de la secretaria de Energía, Rocío Nahle, que hace un año anunció que se había terminado la construcción, cuando la realidad es que aún está lejos de estar terminada.

Parecería que en el gobierno ya se dieron cuenta que las promesas infundadas ya están generando un efecto totalmente contrario al que pretendían. Algunos dicen que incluso podrían remover de manera anticipada a Nahle, aun cuando el paracaídas de la candidatura al gobierno de Veracruz todavía sigue pareciendo bastante remota.

Los coordinadores y jefes de muchas dependencias del gobierno están haciendo algo parecido a encuestas para saber qué están pensando sobre su futuro cercano. Parecería que se han llevado una sorpresa, pues ya muchos están pidiendo salir del gobierno, no porque tengan aspiraciones políticas necesariamente, sino porque tienen la mirada puesta en otras actividades profesionales.