José Manuel Suárez-Mier

José Manuel Suárez-Mier

José Manuel Suárez-Mier

15 Nov, 2019

Estados Unidos, ¿país poco competitivo?

El surgimiento de políticos en EU listos a imponer a los ricos gravámenes confiscatorios, partir empresas dominantes —sean monopolios o no— y restaurar regulaciones costosas en más de la mitad de la economía obliga a analizar sus motivos y la causa de que sean tan populares.

Es por ello que resulta oportuna la aparición de un texto que cuestiona que EU tenga hoy la economía “más salvajemente competitiva”, como afirman enemigos de la libertad del mercado, y concluye lo opuesto con sólidos datos: su economía carece de competencia suficiente.

El economista francés Thomas Philippon, de la escuela de negocios de NYU, publicó un libro (The Great Reversal: How America Gave Up on Free Markets, Belknap Press, 2019) en el que afirma que la “competencia ha caído en la mayor parte de la economía” y se pone a comparar los precios de productos y servicios de hoy con los de hace 20 años.

En 1999, Philippon llegó de Francia para estudiar su doctorado en MIT y se percató de que los precios de lo que él requería en el nuevo país —computadora personal, acceso a internet y boletos de avión— eran muy inferiores a los que prevalecían en el suyo. Ése ya no es el caso.

La situación se ha revertido: el año pasado, el costo mensual de la conexión de internet de banda ancha era de 29 dólares en Italia, 31 en Francia, 37 en Japón y Alemania, y 68 en EU, nivel comparable con el de Honduras. El costo del servicio de celular en EU hoy es el doble del francés o alemán.

Nada de esto sucedió al azar. En 1999 EU tenía mercados libres y competitivos en sectores que en Europa eran controlados por oligopolios, mientras que hoy ocurre lo opuesto. Un usuario francés puede elegir entre cinco o más proveedores de internet, mientras que su contraparte en EU está limitado a dos, si bien le va, y la industria aérea se volvió un oligopolio total.

Esto se debe a que el resto del mundo replicó las políticas competitivas de EU, mientras que el país modelo cayó en la complacencia y se empezó a rezagar. En 1999, el registro de una empresa en Francia requería 53 días, pero en 2016 ya sólo cuatro. En EU la cifra pasó de cuatro a seis días.

En Europa, la mayor integración generó también más competencia porque los mismos políticos opuestos al libre mercado en casa entendieron que, en un mercado integrado, se requería una autoridad supranacional autónoma que garantizara que los países no subsidiaran a sus empresas.

En EU, el país que inventó la lucha contra los monopolios, su aplicación se volvió más laxa. La agenda antimonopolios concebida en la Escuela de Chicago sustentaba que la libre competencia en sí misma atraería contendientes, al ser la utilidad monopólica un fuerte incentivo para hacerlo.

Cuando regulaciones excesivas y complejas dificultan o impiden el acceso en un número creciente de sectores de la economía, ello no sucede.

Así, el ingreso real del trabajador promedio creció 0.3% al año por dos décadas, lo que explica por qué buena parte de la clase media desconfía de los políticos, crea que el sistema está sesgado en su contra, votó por Trump y hasta rechace por completo el sistema capitalista.

 

*El autor es consultor en economía y finanzas internacionales en Washington DC y ha sido catedrático en universidades de México y EU.

Correo: aquelarre.economico@gmail.com

 

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