José Manuel Suárez-Mier

José Manuel Suárez-Mier

José Manuel Suárez-Mier

8 Nov, 2019

La notoria Greta

Para mi amigo Carlos Hurtado Esteve, deseando que su ímpetu  juvenil se acompañe siempre de la reflexión y el análisis.

¿Cómo es posible que los líderes del mundo se vuelvan súbitos adeptos de una adolescente sueca que los regaña e insulta con motivos sensacionales, pero espurios? ¿Qué explica que una chica dogmática e iletrada tenga acceso expedito a los medios de comunicación globales?

Éste es uno de los grandes misterios de una época, que ha abierto las puertas de las redes sociales por igual a quienes saben de lo que opinan, que a los que no tienen la menor idea, sin ninguno de los filtros que solían existir cuando los medios cribaban los comentarios que recibían con profesionales y expertos.

Aparte de cómo llegó a atraer la enorme atención de la opinión pública mundial, urge evaluar la validez de sus argumentos, que la ubican al centro de lo que yo llamo el movimiento “milenarista-malthusiano”, que proclama el inminente fin del mundo, en este caso no por falta de comida como predijo erróneamente Malthus, sino por el calentamiento global, consecuencia de la actividad humana.

Greta Thunberg, quien padece del mal de Asperger y sufre de un trastorno obsesivo-compulsivo que le impide, según los expertos, formular opiniones objetivas y juicios ponderados, predice el fin del mundo para 2028, salvo que la humanidad suspenda ya la emisión de bióxido de carbono y otros componentes químicos que envenenan la atmósfera y alientan el bochorno global.

El calentamiento planetario sin duda existe, aunque el debate sobre sus causas no está resuelto, pero la visión de Greta carece de sustento. Los expertos de la ONU estiman que el cambio climático tendrá un efecto mínimo en el ingreso promedio de los terrícolas, que habrá crecido entre 300 y 500% para el año 2070.

El problema es que esta chica, que no terminó el bachillerato, desconoce la historia que documenta los enormes beneficios que el acelerado crecimiento económico, sustentado en energía barata, trajo a la humanidad desde el inicio de la Revolución Industrial, lo que hizo viable su expansión sin precedente, al tiempo que posibilitó un notable abatimiento de la pobreza.

Tampoco comprende que el crecimiento económico que ella vitupera como mortal, en realidad es todo lo contrario:
hoy la expectativa de vida en todo el orbe es muchas veces superior al que era antes del inicio de la Revolución Industrial y la calidad de vida de sus habitantes es por mucho,  incomparablemente mejor.

Las prohibiciones draconianas a la emisión de CO2 que exige Greta requieren gobiernos dictatoriales que impongan por la fuerza medidas tajantes para alcanzar un mundo sin vehículos de combustión interna, sin luz eléctrica, sin telecomunicaciones y sin alimentos suficientes: ¡el retorno a la Edad de Piedra! 

¿Qué instinto patológico induce a influyentes líderes a ofrecerle foros de dimensiones globales a esta chica, cuyas virulentas denuncias son absurdas, carecen de todo respaldo científico y llevarían a la humanidad al desastre?

Y, como preguntaría Sherlock Holmes, ¿quién se beneficia de que ésta núbil demagoga acceda con sus soflamas alarmistas al escenario mundial?

*Consultor en economía y finanzas internacionales en Washington DC y ha sido catedrático en universidades de México y EU.

 

Síguenos en Twitter @DineroEnImagen y Facebook, o visita nuestro canal de YouTube