José Manuel Suárez-Mier

José Manuel Suárez-Mier

José Manuel Suárez-Mier

17 Ene, 2020

La nueva ruta a la servidumbre

En 1944, Friedrich Hayek publicó The Road to Serfdom, una denuncia de cómo la tradición liberal es arrollada por el empuje de un intervencionismo gobernícola irresistible que subordina la libertad individual, la propiedad privada y los contratos voluntarios, a una colectivización forzosa e irrevocable.

En aquel momento sólo siete naciones resistían aún como democracias liberales, y el avance del totalitarismo político de la mano de la centralización económica florecía como el paradigma del futuro y persuadía a cada vez más gente acerca de que el liberalismo había muerto.

Hayek tuvo razón al defender la economía de mercado que, igual que ahora, estaba bajo un injusto ataque que le achacaba todos los males. Esa crítica antiliberal omitía ponderar los muchos y graves defectos del estatismo y servía como su megáfono de propaganda, estridente y falaz.

La mala distribución de la riqueza y los ciclos económicos que ocurren regularmente en las economías de mercado eran causados por la opresión, corrupción y codicia que se le imputaban también, como hoy, al liberalismo, sin reparar en las brutalidades del totalitarismo.

The Road to Serfdom postula que la intervención gobernícola en la economía no puede ocurrir de manera acotada, pues una interferencia lleva, inevitablemente, a la siguiente, en una cadena sin fin. Las secuelas de este proceso son distorsiones, cuya corrección impone más intromisión pública para corregirlas, en una dinámica que empuja a la sociedad a la servidumbre.

Esta obra relata cómo es que las peores personas se convierten, invariablemente, en dirigentes en los regímenes enemigos del liberalismo, y que ello no es una casualidad, sino parte de la dinámica de los sistemas totalitarios o que aspiran a serlo: la lealtad se premia sobre la aptitud.

El camino a la servidumbre demanda una nueva moral para reemplazar a los códigos éticos burgueses, y es allí donde los deshonestos y audaces, sin saber nada, aceptan cualquier encargo público, que en el régimen liberal solía reservarse sólo para expertos altamente calificados.

Hayek muestra cómo los intentos de “hacer el bien” en los sistemas antiliberales producen grandes males, aunque no sean intencionales, en contrapunto al aforismo de Adam Smith, que sustenta que cuando las personas actúan en su propio interés, ello genera enormes beneficios para la sociedad.

En la dinámica de la intromisión gobernícola, que enfatiza que su injerencia creciente es indispensable, la libertad se va extinguiendo poco a poco. El autor cita al ilustre pensador Lord Acton: “La libertad no es un medio para alcanzar fines políticos superiores, es, en sí misma, el objetivo supremo de la política”.

La centralización política y económica que imponen los regímenes autoritarios, fascistas, socialistas o populistas no sólo despojan a la gente de sus libertades básicas, sino que arruinan sus economías, al fracasar en el intento de concentrar sabiduría e información necesarias para administrar con éxito un ente complejo, como es una nación.

*El autor es consultor en economía y finanzas internacionales en Washington DC y ha sido catedrático en universidades de México y EU Correo: <aquelarre.economico@gmail.com>

 

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