José Manuel Suárez-Mier

José Manuel Suárez-Mier

José Manuel Suárez-Mier

22 Mar, 2019

Planeación inútil

El nuevo gobierno de México está por empeorar el mismo yerro de todos los previos desde que se adoptó la fútil costumbre de preparar “el plan nacional de desarrollo” sin vinculación con la realidad, y con la retórica populista que tanto gusta a los nuevos burócratas.

Dice tener “3 ejes rectores: justicia, bienestar y desarrollo económico, y 3 ejes transversales (?): igualdad de género, combate
a la corrupción y mejor gestión pública, así como territorio y desarrollo sustentable (sic)” (?).

Las acciones del gobierno no reflejan nada de esto salvo en el discurso.

La forma como se ha hecho la planeación económica en México es un fracaso, salvo para dar empleo temporal a economistas mediocres y una de sus pocas virtudes es que nadie le hacía caso.

Cada vez que se terminaba el ritual del recuento de buenas intenciones, se enviaban los pesados libros con tan sesudas disquisiciones a todo el país, donde el plan terminaba acumulando polvo, aunque a veces cumplía alguna misión útil como reemplazar la pata de un mueble que quedó cojo.

Menos mal, porque más caro le hubiera sido para el país si los gobiernos intentan cumplir sus planes, hechos cada sexenio a partir de los años treinta del siglo pasado, lo que hubiera sido un desperdicio de recursos.

¿Por qué el divorcio entre los loables fines del plan y sus magros resultados? Se trata de proyectos concebidos por burócratas que no saben cuáles son los deseos de la sociedad ni cómo generar los incentivos para alcanzarlos.

La evidencia acumulada de la inutilidad de esta “planeación” debiera persuadir al nuevo gobierno de hacer las cosas de manera distinta y voltear a ver ejemplos notables de éxito.

Singapur ofrece uno.

En los últimos 43 años su ingreso por habitante pasó de 500 dólares, la tercera parte del que tenía México, en 1975, llegando hoy a más de 90 mil dólares, cinco veces arriba del ingreso medio de cada mexicano.

El instrumento del éxito fue la creación de la Junta para el Desarrollo Económico (JDES) creada hace 63 años con 25 millones de dólares, para promover dos objetivos: atraer inversión productiva y generar empleo.

Sus resultados están a la vista al conseguir uno de los milagros más notables en los anales del desarrollo económico mundial.

 Si además se considera que Singapur carece de recursos naturales y es muy pequeño, se aprecian mejor los retos que esa nación isleña superó.

Lo hecho en Singapur se asemeja más al plan estratégico de una empresa que a los farragosos intentos burocráticos de México. De allí su éxito.

Hoy, el problema del desempleo, motivo para crear la JDES, se ha invertido, pues su economía carece de la mano de obra suficiente para hacer frente a su acelerado crecimiento, por lo que más del 64% de la población, de 5.7 millones, son hoy extranjeros.

Me temo que el gobierno actual en lugar de transformar el plan en el arma estratégica que permita alcanzar sus objetivos prioritarios, se va a ir por el fácil camino de la demagogia populista, el rollo y cumplirle sus caprichos al líder.

 

Síguenos en Twitter @DineroEnImagen y Facebook, o visita nuestro canal de YouTube