José Manuel Suárez-Mier

José Manuel Suárez-Mier

José Manuel Suárez-Mier

31 May, 2019

¿Puede repetirse el ’94?

Para Pablo Aveleyra, a quien

muchos extrañaremos.

 

Lectores de mis Remembranzas del ’94, la semana pasada cuestionaron si una crisis como ésa puede repetirse. Mi conclusión es que el periodo previo al estallido de entonces y lo que estamos viviendo hoy tienen varios ingredientes que son similares.

Lo ocurrido en ’94 incluyó asesinatos prominentes; la aparición de una guerrilla en Chiapas, inofensiva militarmente, pero que sembró desazón; y, sobre todo, la pérdida de la brújula de un gobierno que se había caracterizado hasta entonces por su aplomo y claridad de metas.

Si a todo esto se suma un sistema cambiario de bandas y una abultada deuda pública de corto plazo en dólares, ciertamente la economía parecía vulnerable, aunque no hizo crisis sino hasta que el presidente entrante decidió violar la promesa del gobierno de 7 años atrás de evitar devaluaciones abruptas.

El gatillo de la crisis de ’94 fue el desencuentro entre autoridades salientes y entrantes, con visiones muy distintas del papel de la política cambiaria en la estabilidad del país y de su impacto sobre las expectativas y las reacciones de la sociedad y de los mercados financieros.

Hay que hacer explícitas las diferencias y semejanzas con el escenario de hoy:

México tiene hoy una deuda externa total ajustada* de 446 mil millones de dólares (40% del PIB), mientras que las reservas internacionales son de 174 mil millones, 39% de los pasivos externos del país. La situación es mejor que entonces, pero vulnerable, en caso de perderse la confianza.

El desequilibrio en cuenta corriente de la balanza de pagos, que en ’94 superaba el 5% del PIB y era motivo de preocupación, en este año se estima que será sólo de 1.7% del PIB.

La política cambiaria es radicalmente distinta, al estar hoy en un régimen de libre flotación con interferencia mínima de la autoridad monetaria.

Si bien el equipo financiero parece dispuesto a mantener los equilibrios macroeconómicos, los vastos apetitos de gasto del Presidente están ya causando conflicto por recortes draconianos que paralizan al gobierno.

La solidez financiera del país se vio mermada por los aumentos en la deuda pública de los dos gobiernos previos y aunque la situación es manejable, se requiere mantener la confianza de inversionistas, acreedores externos y agencias calificadoras, lo que se ve difícil con los planes de este gobierno.

La creciente violencia que prevalece en el país puede desembocar en una situación de ingobernabilidad, y la facilidad con la que el gobierno cede al chantaje de fuerzas antisistémicas resulta en impunidad para violadores de la ley y más conflictos sociales, que tienen incentivos para propagarse.

Dado que grupúsculos como el crimen transnacional, la CNTE, APPO y otros, en complicidad con Morena, han logran imponer su voluntad en connivencia con el gobierno, ello significa que la ingobernabilidad se enraíza y se extenderá al resto del país.

En esta situación no hay blindaje financiero que aguante.

* Que es la definición pertinente, pues es la que usan las agencias calificadoras.

 

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